
Aunque ya sobre el equinoccio el sol apenas entibia, todavía resulta abandonarse en las playas de fina arena, como las aledañas a Colonia del Sacramento, y las que más arriba se designan con nombres curiosos (Conchillas, Seré -de Carmelo- y La Agraciada, donde desembarcaron los 33 Orientales).
Colonia
La Semana Santa propicia paquetes turísticos económicos que conviene consultar en las agencias de viaje. Para quienes prefieren el camping, en las cercanías de esta vieja ciudad los hay hacia el Este, en Playa Ferrando y ONO, en el Camping Municipal, con 4 cabañas y una docena de minicabañas, además de los lotes carperos. Por el camino rural que sigue a la calle Tula de Cutinella, se llega a la bodega Caluva, donde existe un camino que baja a la playa Arenisca, pero si se retorna hasta la ruta 21, se toma hacia Carmelo y otras propuestas.
Carmelo
Hay servicios de lanchas desde Tigre; tiene amarras para los veleristas y recibe a los automovilistas que llegan desde Colonia.
Carmelo tiene buenos recreos para acampar, hotelería y casino; su playa Seré, junto a la desembocadura del arroyo Las Vacas; la marina del Club Náutico, y no pocos atractivos.
Fundada por Artigas, asiento del impenitente Garibaldi y custodia de las actas de nacimiento de los hermanos mayores de San Martín. Hay que visitar el viejo templo del Carmen: allí luce El sueño de San José, que es una tela de Blanes.
Nueva Palmira
Desde Tigre, un largo pero atractivo viaje en lancha colectivo (Delta Argentino), lleva a Nueva Palmira, desembocadura del arroyo Higueritas en el río Uruguay, también marina de amarras, con electricidad y agua potable.
Desde Colonia hay servicios de ómnibus (unos 96 kilómetros), y en automóvil, para los que cruzaron en barco con bodega para rodados, es un paseo imperdible.
La hotelería es más que modesta, pero conviene hospedarse en el viejo hotel Uruguay, antigüedad que fue la fonda orillera (a un paso del río) El Vapor.
La Agraciada
Camping silvestre frente a puras arenas del río Uruguay, al norte de las que ostenta Nueva Palmira. La Agraciada está a cinco kilómetros de la ruta 21 (cerca del mojón 284), y el 25 de abril de 1825 recibió a los 33 Orientales, comandados por Juan A. Lavalleja. En automóvil, y si se piensa volver por los puentes, hay que desviarse para entrar en Soriano, donde el 28 de febrero de 1811 los patriotas lugareños dieron el Grito de Asencio (por el arroyo de ese nombre). Poco después, Soler derrotó allí a tropas españolas. En una estancia del lugar paró Juan Manuel Blanes para pintar su inmensa tela Los Treinta y Tres Orientales.
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