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San Antonio de Areco tiene el ambiente de las pampas

Hasta el domingo, esta ciudad bonaerense está de festejo




En San Antonio de Areco, la tradición pisa fuerte. Al sur del Puente Viejo, un monolito recuerda al gran poeta José Hernández. Sus hijos -los gauchos- dicen que Areco es un pago para quedarse toda la vida, y los que son forasteros encuentran más de un motivo para volver.
Muchos tienen una fecha fija para regresar: los festejos del Día de la Tradición. Este año, este clásico encuentro comenzó anteayer y concluirá el domingo con un cierre a todo color. El pueblo se transforma en un gran rodeo gauchesco, para revivir -todos juntos- lo mejor del espíritu campero.
Areco y gaucho son dos palabras que se mimetizan. Y la fiesta tiene un espectáculo de antesala, sobre todo el último fin de semana. Se trata de un imperdible detrás de la escena: los campamentos que van tomando forma con la llegada de las agrupaciones, con las tropillas y sus jinetes domadores, pialadores, reseros y paisanos. Son los gauchos que van preparando sus monturas para la mayor de las fiestas.
Allí se va instalando la gran Feria de Manualidades y Artesanías Populares que, como una serpiente colorida y gigante, se estira y se estira, y va rodeando de a poco una buena parte de las 90 hectáreas del Parque Criollo Ricardo Güiraldes.
El que está, omnipresente, es el prototipo del espíritu del gaucho. Y se muestra en las destrezas criollas con entreveros de tropillas, corridas de sortijas, pialadas puerta afuera, jineteadas con recado completo, o en las carreras cuadreras y las pollas con caballos de campo.

Locro, empanadas y asado

Todo se siente alrededor de los fogones que nunca se apagan o en los bailes tradicionales; se saborea en los asados criollos, en las empanadas o en el infantable locro. Además se juega al sapo y al truco, mientras el mate corre de rueda en rueda.
San Antonio de Areco es la comarca del gran rodeo; el territorio donde se encuentra el Museo Gauchesco (uno de los más importantes en su tipo) y la réplica de la pulpería La Blanqueada. Es una tierra para chicos y grandes, que regocija a residentes y forastero con el espíritu del gaucho fundacional.
El mismo gaucho que hace sonar su música de tierra adentro, donde la guitarra, el acordeón y el violín suenan para la misma canción: la canción para todos.
La historia de San Antonio de Areco comenzó el 23 de octubre de 1730, cuando a la sombra de una modesta capilla religiosa de su estancia, le dio vida don José Luis de Arellano, hasta que Ricardo Güiraldes escribió la novela Don Segundo Sombra (el libro maestro que necesitaba Areco para proyectarse hacia el resto del país) y que, junto al Martín Fierro, de José Hernández, se transforman en los pilares de la literatura gauchesca.

Todos al galope

Al norte de la provincia de Buenos Aires, a 113 kilómetros por la ruta nacional 8, la llanura de estos pagos con ligeras ondulaciones tiene su propio río y el puente viejo que, levantado en 1852, se arroga el mérito de haber sido el primero construido con el sistema de peaje.
En la sombreada ribera del río Areco, hay suficientes distracciones para quienes llegan a pasar el día: alquiler de botes y caballos, un balneario municipal, pesca, campings, y hoteles en distintos puntos de la ciudad.
"Todo paisano debe participar con sus ropas domingueras, acorde con la jerarquía del acto y las damas con ropa femenina, al uso de la época, en anca o sentada a lo mujer". Así reza el protocolo de esta fiesta que se realiza anualmente en noviembre, desde hace sesenta años.
En el último fin de semana, las agrupaciones gauchescas irrumpen con un colorido desfile de paisanos y tropillas que se realiza frente a la plaza central de San Antonio de Areco. Cansados, pero orgullosos, el último atardecer arequero los encuentra en formación para despedir la fiesta con los acordes de la Retreta del Desierto.
Quienes se identifiquen con el pasado, en los pagos de Areco tendrán la posibilidad de realizar un paseo imaginario, en el que la vida de campaña será la compañera de ruta. Siempre se verá un gaucho al galope, se disfrutará de un asado criollo, de una ronda de mate o de una guitarreada, y de la hospitalidad que, en San Antonio de Areco, forma parte de la mejor tradición.

Datos útiles

Cómo llegar: varias empresas de ómnibus llegan hasta San Antonio de Areco. El viaje, desde Buenos Aires, dura unos 90 minutos y el pasaje cuesta alrededor de 8 pesos.
Alojamiento: varios hoteles y la mayoría incluye en su tarifa el desayuno. Los precios por habitación doble oscilan entre 30 y 60 pesos. Otra alternativa es alojarse en estancias de la zona con un gasto promedio, por día y por persona, de 120 pesos.
Comidas: un almuerzo en alguno de los restaurantes, con bebida incluida, puede costar entre 10 y 15 pesos. Algunas parrillas ofrecen la variante del tenedor libre.
Carlos Manuel Couto

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por Redacción OHLALÁ!


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