

Hace 20 años estuve en San Francisco. Y me encantó la ciudad. Estaba como becario del Instituto Mundial de Prensa y me tocó pasar en San Francisco casi tres semanas. Era una ciudad que tenía muchas ganas de conocer, y el estar tanto tiempo me permitió caminarla.
San Francisco es una ciudad que se puede caminar, y mucho. Me encantó la geografía del lugar donde está ubicada, toda esa zona de colinas que le imprime ese sello tan particular; me encantó la característica arquitectónica de la ciudad, su colorido; los alrededores, y también me gustó mucho el tipo de vida, muy intenso, favorecido por un microclima que es bastante benigno, por lo cual permite disfrutar de San Francisco.
En esta zona, el oeste de Estados Unidos se caracteriza por una mezcla de la inmigración latina con la asiática, que es muy fuerte, y también me gustó mucho su variedad cultural.
El primer día que subí al tranvía, uno de los periodistas que estaba haciendo la beca conmigo me comentó que la calle por la que íbamos tenía mi mismo apellido. Castro Street es una calle muy conocida y fue muy cómico, porque al escuchar el comentario, el conductor me preguntó si efectivamente me llamaba Castro. Al confirmarle que sí, me dijo que podía viajar gratis, porque el servicio tenía una atención, y a los Castro no les cobraban.
Por entonces, 1985, emergió la crisis del sida en el mundo, que ahí en San Francisco tuvo mucha fuerza. El HIV estaba muy presente, ya que la ciudad tiene una comunidad homosexual muy fuerte, y me impactó mucho ver los mecanismos de integración que tenía respecto de este tema, 20 años atrás.
El grupo de periodistas con el cual estaba había sido invitado a la reunión conjunta de la Cámara de Comercio y la Cámara de Comercio de Homosexuales. Y me llamó mucho la atención cómo se hablaba abiertamente de un tema que en ese momento producía un verdadero temor y espanto, porque era tabú.
Después disfruté mucho los parques de San Francisco, porque a mí me gusta la música clásica, y recuerdo que los fines de semana había siempre ópera al aire libre.
Realmente fue algo fantástico y muy lindo de ver. Otra cosa que me llamó mucho la atención fue la historia de la ciudad, la presencia hispana, la presencia mexicana, realmente muy fuerte, y me gustó el cuidado de la ciudad y del medio ambiente, hace ya dos décadas.
Los viajes son un motivo de aprendizaje permanente. Porque cuando uno viaja no sólo conoce lindos o feos lugares. La experiencia humana para mí es muy importante. No sólo para conocerla, sino también para transmitirla a otros.
El autor es periodista. Conduce Puntos de vista , por Radio del Plata; El juego limpio , por TN, y Lo que el viento no se llevó , por Radio Nacional Clásica.
Por Nelson Castro
Para LA NACION
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