

SAN LUIS.-- Las quijadas vacunas encontradas por antiguos pobladores bastaron para poner el nombre a este predio de 150.000 hectáreas, en el noroeste puntano, declarado parque nacional en 1991.
Estos huesos de cabezas estaban diseminados en épocas remotas por el imponente relieve, actualmente con curiosas formaciones prehistóricas. Clima semiárido, escasos cursos de agua y suelo desértico, donde el silencio parece surgir de notorios abismos.
Estas tierras, que fueron refugio de gauchos matreros que antaño escapaban de la justicia, hoy forman parte de esta impactante área protegida. Mucho hicieron el viento y el agua para que la región exista como tal, al cavar en el vientre serrano la formidable cuenca del Potrero de la Aguada, desde donde cuelgan colosales graderías, columnas, farallones, acantilados y cornisas naturales, formando un paisaje sorprendente y espectacular.
Turismo de aventura
El profundo valle calado por una enorme garganta de gigantescos murallones rojizos constituye el escenario ideal para el turismo de aventura, donde el trekking, el montañismo y los safaris fotográficos están entre las preferencias de los visitantes. Hay senderos interiores y huellas que permiten recorrer distintos sectores del reservorio, aunque para bajar a la hoyada de la Aguada se necesita un guía.
Los diversos rincones del parque atesoran muestras de vegetales antiquísimos, restos arqueológicos de la cultura huarpe (hornillos y fogones) y valiosos yacimientos paleontológicos, dado que fue hábitat natural de pterosaurios y dinosaurios hace cien millones de años.
Se destaca además un anfiteatro natural, surcado por un pequeño arroyo y rodeado por cerros de 1200 m de altura. La tonalidad rojiza convive con el verde de la vegetación. Se destacan la chica (arbusto sin hojas y madera dura), la jarilla, el cactus o la olla rocetilla. También el robusto quebracho blanco y numerosas especies que penden de altas paredes rocosas.
Mientras tanto, los privilegiados son los pumas, guanacos, tortugas y burros salvajes; cóndores en las alturas y flamencos en áreas lacustres y bañados. Al atardecer, el sol incendia los cañadones, dibujando majestuosos bordes irregulares en los perfiles labrados por los siglos, tan sugestivos como cada rincón y donde todo está rodeado por un permanente y misterioso silencio.
Datos útiles
Cómo llegar
Desde Buenos Aires son 820 km por la ruta nacional 7 hasta la ciudad de San Luis. De allí, 120 km por la ruta nacional 147 hasta la localidad de Hualtarán, y luego 8 km hasta la entrada del parque, donde está la administración. Al ingresar, el circuito principal se extiende por 6 km hasta el Potrero de la Aguada y es apto para todo tipo de vehículos. La entrada es gratuita y dado que el parque no cuenta con servicios, se recomienda llevar provisiones. El lugar carece de electricidad y agua corriente.
Excursiones
Para quienes no cuentan con vehículo propio, saliendo desde la ciudad de San Luis las visitas guiadas rondan los 35 pesos por persona, con traslados incluidos. Pa quienes llegan por su cuenta, los guías del parque cobran entre 5 y 15 pesos por persona, dependiendo del tipo de recorrido por realizar.
Más información
Casa de San Luis, Azcuénaga 1083; (4822-0426/3641). Parques Nacionales, Av. Santa Fe 690; (4311-6633/0303).
En Internet
Marcelo Ruggieri
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