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Santa Rita tiene un estilo inconfundible

En Carboni, Lobos, la estancia ofrece aire puro, cabalgatas y dos imponentes construcciones




En la localidad de Carboni, partido de Lobos, provincia de Buenos Aires, a 130 km de la Capital, la estancia Santa Rita ofrece alojamiento, caballos, pileta, caminatas; pero, esencialmente, brinda sosiego.
Los últimos 20 km antes de llegar al establecimiento son de un camino de tierra mejorado, que transmite la sensación de inmensidad del campo, con el horizonte limpio, por más cerca que estemos de la ciudad.
Primero se supera un pequeño pueblo llamado Antonio Carboni. Su iglesia fue construida por Alejandro Bustillo. Después, el sendero serpentea un puente bajo el cual corre el arroyo Las Garzas.
Una vez que el portón de hierro quedó atrás, la avenida de árboles conduce a un majestuoso frente que semeja un antiguo castillo con pinceladas modernas, todo vidriado.
Se ven dos construcciones, una de 1850 y otra de 1800, ambas recicladas.
El primer edificio fue ampliado en el siglo XIX y deja sentir su influencia victoriana. Nada más entrar por los arcos vidriados, el salón transmite cierta serenidad barroca: rincones de lectura, música clásica, largos cortinados y muebles de época, enmarcados en una construcción de estilo romano diseñada y realizada por el dueño, Franklin Nüdemberg.
El viaje en el tiempo se completa al pasar a las habitaciones de la casa en el primer piso o en la galería, todas con baño privado, camas con baldaquino y hogar de leña; o al caminar por el bosque de 40 ha con sus diversas especies, algunas de 200 años.
Consultado sobre a qué estilo arquitectónico responden sus obras, Nüdemberg respondió: "Más que un estilo, se trata de una época determinada que va del 1620 al 1700 aproximadamente: el barroco. La fachada quedó como era, original neogótica, pero los interiores fueron modificados para resultar lo más confortables posibles. El grado de restauración depende de para qué se use el ambiente. El olor a humedad en un dormitorio no es agradable".
El segundo de los edificios, cuya entrada acarician las flores de una Santa Rita fucsia que no da nombre al campo, fue un día un cuadrado de galpones, capilla y cuartos con un patio interno: hoy es un magnífico hotel de campo, con aposentos de antiguas doncellas de cuentos de hadas decorados por Isabel Duggan, la dueña, dispuestos en un laberinto de escaleras de cuatro pisos que concluye en una torre de vidrio cuya vista es majestuosa. El parque descubre palmeras, araucarias, casuarinas, un helecho gigante, plátanos en cuya sombra se disponen las mesas para almorzar al aire libre.

Esculturas entre árboles

Una pequeña pileta permite el chapuzón si el clima es benigno, y una cancha de pelota paleta despunta el vicio de los paleteros.
Dispersas por el terreno pueden verse las esculturas de la época en que la estancia perteneció a la familia Ezcurra, entre otros dueños, como una Venus de Milo abandonada en un estanque de 1906. Dentro y fuera de la casa se observan otras pinturas y esculturas realizadas por el actual dueño, que además es artista plástico.
También se escucha el tranquilizador sonido del agua en las fuentes diseñadas por Nüdemberg.
Los paseos a caballo, de una hora, recorren la cañada, donde es posible observar gran diversidad de pájaros y sentir "la verdadera dimensión del campo", según Ricardo Albanesi, encargado del lugar y de acompañar a los jinetes.
Los terrenos bajos permiten la presencia de aves de llanura y también de agua: el blanco de las cigüeñas y el rosa de las parinas o pequeños flamencos -espátulas rosas para Ricardo-, contrasta con el verde de la gramínea y el marrón del agua barrosa.
La cocinera es Marta Cavaleri, esposa de Ricardo. Hace una cocina sabrosa y liviana a la vez. La buena presentación de los ingredientes hace que éstos parezcan aún más ricos.
Fuera del campo, se puede jugar al golf en la cancha del Aeroclub de Lobos, distante a 35 km, deslizarse en paracaídas o pescar en las lagunas aledañas, entre otras actividades.
Pero mejor quedarse para respirar el aire sereno de la estancia, sólo interrumpido por el sonido de los llamadores de ángeles o las gallinas y patos que caminan, alrededor de las casas.

Datos útiles

Cómo llegar

Hasta Santa Rita hay que tomar la Autopista 25 de Mayo, Riccheri y la Autopista Ezeiza- Cañuelas hasta el final, donde luego de una rotonda deviene la ruta 205 hasta Lobos. Allí se dobla por la ruta 41 en dirección a Navarro, 6 km. Después de pasar las vías del tren, a la izquierda nace el camino de tierra mejorado que conduce a la estancia. Son 20 km y está señalizado. Sólo con reserva.

Estada

Día de campo $ 70
Incluye un aperitivo, almuerzo, merienda, cabalgatas de una a dos horas, cancha de paleta, sulkies, uso de pileta de natación.
Desde los 2 hasta los 11 años abonan el 50 por ciento; menores de esa edad, gratis.
Alojamiento $ 145
Por día, por persona, con todo incluido.

Más información

Reservas por el 02227495026 o el 4804-6341, e-mail: estancia_santarita@yahoo.com.ar

En Internet

Silvina Beccar Varela

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por Redacción OHLALÁ!

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