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Santiago, ciudad santa

Elegida por peregrinos y estudiantes de todo el mundo, tiene una larga historia que se remonta a la época medieval




Santiago de Compostela guarda el alma, el pensamiento, la fe profunda de Galicia. Sobre todo, en el casco viejo, encantado, inalterable, según mi memoria. De sus fuentes, parques y jardines se nutren peregrinos y estudiantes del mundo entero (el censo de 2007 registró 93.000 residentes, pero la habitan unas 150.000 personas, de las cuales 2000 son profesores y 33.000, estudiantes). Balcones floridos y tejados adornan los ventanales blancos por donde el sol se escurre cuando lo deja la lluvia. Callecitas empedradas y angostas, padrenuestros y avemarías, salen de recovecos inesperados. Las damas bailan al compás de las serenatas y las guitarras de las tunas (grupos de músicos universitarios, surgidos en el siglo XIII como "sopistas", porque cantaban para costear sus estudios y llevaban cuchara y tenedor de madera para tomar la sopa boba). Arcadas y faroles protegen a los enamorados, detenidos en el tiempo en alguna escalinata gobernada por un gaitero.
La ciudad vieja de Santiago (es decir, Santo Jacobo) de Compostela (campo de la estrella o sepultura bien cuidada) fue fundada en el siglo IX. Los relatos orales indicaban que en este "fin de la tierra" conocida había predicado durante seis años el Apóstol Santiago, un pescador palestino discípulo de Jesucristo, antes de regresar a Palestina, y que en este lugar, además, se encontraba su cuerpo, en un arca de piedra depositada en un mausoleo, fuera de las murallas de una ciudad celta, al pie del monte Libredón.
El mausoleo pertenecía a una mujer llamada Atia Moheta, quedó oculto por la vegetación y fue descubierto por un extraño resplandor que de él emanaba. Hasta ese sitio lo habían trasladado sus discípulos Anastasio y Teodoro, después de que lo decapitaran, en el año 44, en Jerusalén, donde prohibieron su entierro. El rey asturiano Alfonso II viajó desde Oviedo para reconocer la existencia del sepulcro. De inmediato lo declaró santo patrono del reino, y se convirtió la ciudad en centro de la cristiandad de Occidente, para contrarrestar la expansión de los musulmanes. Sin embargo, éstos la devastarían en el año 997. Hubo que reconstruirla por completo.

En honor del Apóstol

El martirio de Santiago se celebra el 25 de julio. Conciertos, exposiciones, seminarios, festivales musicales, todo tipo de actividades culturales se organizan en la semana de la Fiesta de Santiago Apóstol, que culmina con fuegos artificiales sobre la cúpula de la imponente catedral. Nadie puede saber si ése fue el día en que los discípulos salieron con el cuerpo del mártir hacia Galicia, si ése fue el día en que llegaron a Padrón o si ése fue el día de su entierro. Poco les importa la fecha a los creyentes, poco les importa saber si los restos apostólicos realmente descansan en Galicia.
Lo cierto es que Santiago de Compostela, a 260 metros sobre el nivel del mar y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1985, representa desde hace siglos el espíritu cosmopolita de una creencia. Tres, al menos, son los recorridos de los peregrinos jacobeos por los nueve monasterios del Camino de Santiago: el francés, el portugués y el inglés. Sea en bicicleta, sea a caballo, sea a pie. En 1971 pasaron por esta ciudad 451 peregrinos; en 1982 (también año jacobeo, por caer en domingo), 2000; en 1993, 100.000; en 1999, 155.000, y en 2007, 180.000. El próximo año santo será en 2010 y la Xunta de Galicia tiene previsto invertir más de 140.000.000 de euros para atraer a los visitantes.
Los peregrinos obtienen la compostelana, certificado emitido por la Oficina del Peregrino que se entrega desde el siglo XVI y acredita que se han cubierto los últimos 100 km, en el caso de los caminantes, o los últimos 200 km, tratándose de los peregrinos de a caballo o en bicicleta, sin saltearse etapas. En la Edad Media, los viajeros llevaban bastón, capa, sombrero, calabaza (para llevar agua o vino) y distintivo (la vieira o concha del peregrino). En la actualidad, sólo una mochila, aunque acompañada por el bastón, infaltable a la hora de dramatizar la propia vida, la propia muerte, la propia resurrección. Algo así como desprenderse de la existencia. Por eso, ellos deciden seguir hasta Finisterre, el fin de la tierra hasta el descubrimiento de América, para dejar allí sus zapatos viejos, esos que lo han acompañado fielmente hasta el momento.
La catedral, de 23.000 m2 y apoyada sobre una planta de cruz latina, era el faro de la cristiandad medieval. Se halla en la Plaza del Obradoiro, desde donde, con apenas un giro, pueden apreciarse todos los estilos arquitectónicos de la ciudad, románico, gótico y barroco. En el Colegio San Jerónimo; en el Palacio Rajoy; en el Hostal de los Reyes Católicos, o en el Colegio de Fonseca, sede de la Universidad de Santiago de Compostela, originada en 1495, cuando un abad decidió crear una escuela para los pobres, conocida como Estudio de Gramática, en un monasterio.
De estilo románico, comenzaron a construir la catedral en 1065; la segunda etapa se inició en 1168 (en el siglo X, el centro religioso fue Roma; en el XI, Jerusalén, y en el XII, Compostela). El peregrino prefiere entrar por el deslumbrante Pórtico de la Gloria, cuyas figuras representan el Juicio Final. La catedral no sólo tiene confesionarios, que guardan el murmullo de miles de creyentes arrepentidos, sino también un enorme incensario (botafumeiro), que, sostenido de una cuerda por varias personas, vuela a 25 metros de altura durante las misas solemnes. Asombra verlo moverse como un péndulo.
Roja es la Cruz de Santiago, emblema de la orden militar homónima, fundada en 1160 para defender a los peregrinos que acudían al sepulcro del Apóstol. Con forma de espada, forma de flor de lis en la empuñadura y en los brazos, la estampaban los caballeros en sus estandartes y capas blancas. Dicen que puede vérsela en el caparazón espinoso del santiaguiño, marisco típico de Galicia, habitante de las grietas. Dicen que la Cruz de Santiago guía, fortalece al peregrino que no se acobarda ante el sacrificio, que admite su paso efímero. Breve, como la existencia de esos charcos que la lluvia ha dejado olvidados en el camino.

Datos utiles

Cómo llegar

El pasaje de ida y vuelta a Santiago de Compostela o La Coruña cuesta desde 1600 dólares

Dónde dormir

La habitación doble en un hotel de tres estrellas, en Santiago de Compostela, desde 70 dólares.

Qué comer

En los llamados mesones, una comida (entrada, plato principal y bebida) cuesta unos 10 euros
En el bar Obeiro, de Santiago de Compostela, por ejemplo, una tabla de embutidos y dos copa de vino, 30 euros
Un sándwich mixto, 2 euros, al igual que un jugo
Una hamburguesa completa, 2,50 euros
Un agua mineral, 80 centavos de euros

Traslados

Pasaje, ida y vuelta, en el tren regional, desde Villagarcía de Arousa hasta Santiago de Compostela, 80 km de trayecto, 4.70 euros
Alquiler de un Citröen C3, durante seis días, 200 euros Peaje, 2,70 euros

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por Redacción OHLALÁ!


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