

LUANG PRABANG.-Viajar también cansa y en Laos, como en varios países asiáticos, encontraron la fórmula para aliviar la fatiga. No son pastillas, por supuesto: el remedio es muy natural.
En la medicina tradicional, el sauna de hierbas y los masajes son una forma de aplacar el dolor y de encontrar el equilibrio corporal. En todas las ciudades hay casas que se dedican a esta tarea delicada y la Cruz Roja de Luang Prabang es uno de los mejores ejemplos.
Mr. Phou es el encargado de juntar y mezclar las 25 hierbas silvestres que se usan en el sauna. No es preciso reservar turno, basta con acercarse y pagar algo así como dos dólares. Las pertenencias se guardan en un locker y la ropa de calle se cambia por un sarong o pareo para ingresar en el cubículo mínimo. En uno transpiran las mujeres y en otro los hombres. Lo demás ya se sabe: es como cualquier sauna, pero muy aromático y con color local. Porque los laosianos lo incorporaron a su vida y comparten ese rato íntimo con los turistas.
Además, nos inician en su costumbre de frotarse miel por todo el cuerpo. Entre baño y baño, uno se recupera en sillitas de bambú en una terraza de madera. Con un té, también de hierbas, que Mr. Phou sirve amablemente de su gran pava de aluminio.
El que todavía no esté relajado puede tomar una sesión de milagrosos masajes con aceite de coco y prepararse para el sueño más apacible de su vida.
La Cruz Roja de Luang Prabang financia sus tareas filantrópicas con el subsidio de la Cruz Roja de Suiza y por medio esta atención al cuerpo.
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