
Para muchos, viajar es lo que pasa en quince días de vacaciones. El ocio en su máxima expresión, ese tiempo restado al trabajo, se despliega sin culpas cuando está bien delimitado. Así puede uno echarse panza al sol en un all inclusive o sacarle el jugo a una ciudad como si fuese una naranja. Pero, en general, muy pocos se plantean ser responsables cuando están de vacaciones, quizá porque el acto de viajar, ese paréntesis, nos hace sentir un poquito irresponsables. Ahí está la pimienta, dirán algunos. Hacer todo lo que no nos permite nuestra existencia plomiza.
Estas cuestiones se debatieron en el marco del Día Mundial del Turismo Responsable, que se celebró en la ciudad de Buenos Aires con una semana entera de conferencias y talleres, organizada por la Red de Turismo Responsable (RTR) en la Argentina.
¿Qué es un turista responsable? Se podría responder que alguien que respeta el patrimonio del destino que visita, que investiga y consume la cultura local, que acepta los límites, que pregunta y se interesa por las costumbres de los pobladores.
Es cierto que, a priori, no suena a programón esto de andar preocupándose por la vida de los otros durante el receso laboral. Es decir: después de todo un año en la oficina, ¿no deberían interesarse ellos por nosotros? ¿Por qué salir del hotel a involucrarse con la comunidad si con la pulserita del resort nos dan todo y, de paso, nos enchufan artesanías en el pueblo vecino (aunque estamos en Brasil y las chucherías dicen Made in Indonesia )?
Actualmente existe una gran movida para difundir y concientizar a la gente sobre el turismo sustentable. Y esto tiene que ver con muchos aspectos:
1. Hacerle entender a pasajeros, hoteles, agencias minoristas y mayoristas que el viaje tiene un impacto ambiental, cultural y económico sobre el lugar visitado.
2. Que los alojamientos y tours responsables funcionan como fórmulas de negocio sostenibles (son, de hecho, un gran gancho marketinero ).
3. Concientizar a los turistas para que condenen la explotación laboral y la trata de personas.
4. Que si el mercado no sigue estos protocolos, los atractivos naturales se van a agotar de la misma forma que se seca un río.
En la jerga, quemar un destino es lo que ocurre cuando no se lo piensa desde el punto de vista de la sustentabilidad. Un ejemplo podría ser el de un empresario que construye un gigantesco resort sobre la playa. Durante mucho tiempo ese sitio puede ser un paraíso sobre el mar, pero tal vez en veinte años el hotel termine comiéndose la playa, afectando el ecosistema, ahuyentando a los peces y destruyendo el paisaje inicial. Consecuencia: no hay más destino.
En la otra vereda van en aumento los establecimientos eco friendly , que funcionan a lleno completo por seguir una filosofía de respeto al medio ambiente y a la comunidad. Aquí nomás, en Palermo SoHo, funciona el Eco Pampa Hostel, donde se utilizan paneles solares, se recicla el agua de lluvia y se clasifican los residuos. "Hasta tenemos una huerta orgánica en la terraza", cuenta orgulloso Pablo Gueilburt, uno de los dueños.
Volviendo a los puntos incendiados hay casos concretos en Buenos Aires. Caminito, en La Boca, es uno de ellos. Según Elvira Museri, socia fundadora de la agencia Anda, que realiza tours responsables por ese barrio y en varias provincias, "en Caminito te quieren vender todo: el bailarín de tango y el falso Maradona persiguen a los visitantes para sacarse fotos por plata, el taxista te ve cara de extranjero y te cobra el triple, y así con todo. Al mismo tiempo se genera exclusión porque la gente de la zona no puede vender sus productos, ya que hay grupos que tienen todo el circuito comercial organizado". Este vendría a ser un buen ejemplo de un lugar quemado: a ningún turista pueden quedarle demasiadas ganas de regresar después de semejante persecución.
Según la Organización Internacional del Turismo, en 2010 se realizarán más de 1000 millones de desplazamientos de viajeros. En cada uno está el compromiso de evitar la depredación del sitio visitado. Porque lo que hoy no suena a programón -ser responsables cuando viajamos- tal vez mañana ni siquiera exista como programa.
Publicado por José Totah / 21 de noviembre de 2010 / 4.18 AM
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
