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Sevilla, con mucho arte

City tour para principiantes por una ciudad rica en patrimonio histórico-arquitectónico y también en tapas, copas y fiestas populares




SEVILLA.- La andaluza, cristiana y mora, siempre clásica y romántica, y alegre y musical; epítome de lo español; toros, gitanos, tablados, abanicos, Carmen, tapas y vino? Una ciudad tan española como la tortilla de patatas.
Ese es, más o menos, el equipaje de preconceptos, lo que uno espera encontrar al aterrizar por primera vez en la capital andaluza, en el sur de la península. Y entonces empieza a caminar por el centro de Sevilla, da vuelta en una esquina y, sin previo aviso, se encuentra frente a eso .
Eso se llama Espacio Metropol Parasol, se inauguró apenas hace poco más de un año y no tiene nada de gitano, por lo menos no de manera evidente ni de nada de lo que pensábamos cuando pensábamos en Sevilla. Difícil describirlo: se trata de una gigantesca sombrilla (de ahí el nombre) de madera, en una estructura que recuerda a un modelo de avión en madera balsa, a unos 26 metros de altura.
Conocido también como las Setas (hongos), el parasol da sombra sobre la plaza de la Encarnación desde marzo del año último. Fue diseñado por el alemán Jürgen Mayer, ganador de un concurso abierto por el Ayuntamiento de Sevilla, y costó 86 millones de euros.
Por 1,3 euros se puede subir al parasol u hongo. Allí arriba hay unas pasarelas para sentir que se camina sobre esta ciudad libre de edificios demasiado altos. Y hay, por cierto, una espectacular vista con el consecuente contraste entre el hipermodernista Metropol y el casco antiguo que lo rodea. También se puede tomar un café ahí arriba, como en las nubes, pero no de Ubeda (ciudad también andaluza que, ojo, queda a 250 kilómetros), y pensar: si en Bilbao la construcción del Museo Guggenheim fue tan polémica, lo que habrán generado estos parasoles?
La Giralda, el símbolo

La Giralda, el símbolo

Basta bajar de la Encarnación para retornar a la Sevilla de siempre, la que se parece más al cliché de lo español, la que vivió más de cinco siglos bajo dominio árabe, la del riquísimo patrimonio cultural, artístico, arquitectónico; la del río Guadalquivir y la del intenso calor, en verano no apto para largas caminatas al mediodía. Alcanza entonces con andar un par de cuadras hasta la calle Gerona al 40. Ahí espera El Rinconcillo, el bar más antiguo de Sevilla, fundado en 1670, aunque la actual familia propietaria lo maneja apenas desde 1858.
De parado nomás, ahí se debe tomar una caña (vaso de cerveza) o manzanilla, típico vino blanco andaluz, entre habitués curtidos y turistas japoneses, todos juntos. El barman, serio, de chaleco y corbata, como tiene que ser, anotará la cuenta con tiza blanca directamente sobre la madera de esa misma barra que, si hablara, contaría la historia de Sevilla entera. El Rinconcillo es tan simple como imperdible.
Palacios y jardines
Desde el Espacio Metropol, una de las construcciones más llamativas es la Giralda, de casi cien metros y coronada con una veleta, que fue la torre (o alminar) de la mezquita mayor de Sevilla y hoy es el símbolo de la ciudad. Está apenas a unas cuadras de los parasoles, en el corazón sevillano, formando un prodigioso complejo histórico-turístico con la catedral (la tercera en dimensión en el mundo cristiano) y el Real Alcázar, con sus palacios y jardines de cuento, y sus líneas musulmanas y también góticas y renacentistas.
Hay que estar preparado para sumarse a la multitud. Pero, incluso para los más fóbicos, no sería recomendable perderse este imponente recorrido. El tour puede continuar a su debido tiempo hacia el río que domina la ciudad: el famoso Guadalquivir, que corta Andalucía de Este a Oeste. Allí, la gran referencia es la almohade Torre del Oro, del siglo XII, otro ícono, a pocos metros de la plaza de toros. Desde allí zarpan varios barcos turísticos que recorren el río.
Como en toda España, la oferta gastronómica no se restringe a un sector particular de Sevilla: hay bares y restaurantes por todos lados. Pero el peatonal y laberíntico barrio de Santa Cruz, también a pasos de la Giralda, es una buena opción. Allí, en la plaza de los Venerables se encuentra la hostería y restaurante Del Laurel, donde una placa recuerda que José Zorrilla escribió allí Don Juan Tenorio . Aunque a los cinco parroquianos apostados en la entrada ya con varias rondas de vino encima, ese dato la verdad es que los tiene sin cuidado. "Don Juan, Don Juan... ¡Lo que importa aquí es el jamón! Mira, entra, mira, están ahí colgados. ¡Eso sí que es una maravilla para tomarle fotos!", exclama uno, con la nariz colorada y de traje festivo. La euforia y la cortesía no son rasgos irreconciliables en el carácter andaluz. Si a eso se le suma un acento muy especial, cualquier bar de Santa Cruz, Triana o el Nervión garantiza conversaciones espontáneas y entretenidas.
Dos expo
Un sitio sevillano distinto, pero no menos característico, es la Plaza de España, en el parque de María Luisa, diseñada y alistada para la gran Exposición Iberoamericana de 1929, que realmente transformó la ciudad. Es un importante espacio con pabellones, torres, puentes y representaciones varias de los reinos, las regiones y las antiguas colonias españolas, incluyendo un canal por el que se puede circular en botes de alquiler como si se tratara de una mini Venecia.
En 1992, por cierto, Sevilla fue sede de otra expo, en este caso para celebrar el quinto centenario del Descubrimiento de América. De este otro acontecimiento se conservan también muchas instalaciones, pero en La Cartuja.
Detrás del río Guadalquivir, la Torre del Oro

Detrás del río Guadalquivir, la Torre del Oro

Para la noche, una opción lógica es el barrio de Triana, del otro lado del Guadalquivir. Es una zona de barcitos y restaurantes. Los que están directamente frente al río, sobre la calle Betis, parecen ser territorio gringo ciento por ciento. Unos pasos tierra adentro , en cambio, empiezan a iluminarse los garitos donde la peña local (adolescentes, jubilados, grupitos de compañeras de oficina, matrimonios con niños en cochecitos, raperos, heavies, narcotraficantes, policías, gente honesta, políticos y todo lo del medio) se alista codo a codo a tomar copas y comer tapas y raciones, en casi perfecta armonía. Si es hora de algún partido de fútbol, pruebe el tradicionalísimo y cálido bar Santa Ana (Pureza 82), frente a la iglesia homónima, y cierre una noche de tortillas de camarones, gambas al ajillo y toda la gloria en la Ostrería La Mar (Génova 1).
Si hay ánimos de salir aún más tarde y con más ruido, el GPS marcará el camino a la bohemia Alameda de Hércules, donde se alinean bares como Corto Maltés (Alameda de Hércules 66), con más copas y mucha música, a cargo de DJ o bandas en vivo, mesas en las calles y fiesta encendida.
Quien busque fiesta en serio, sin embargo, hará bien en caer por esta vivaz ciudad en abril, para la Feria de Sevilla, megafiesta popular, día y noche, en un predio de 26 manzanas, para la que las sevillanas lucen sus mejores vestidos de gitana y los sevillanos se pasean a caballo o alquilan casetas para agasajar a parientes y amigos (e invierten verdaderas fortunas para la ocasión) con jarras de rebujito (manzanilla con gaseosa), pescaito frito y tortilla.

Sierpes

Detrás del río Guadalquivir, la Torre del Oro

Detrás del río Guadalquivir, la Torre del Oro

SEVILLA.- La peatonal Sierpes es una de las principales calles comerciales de la ciudad. Entre negocios de todo rubro, allí se encuentran algunas tiendas de larga historia e instalaciones de época, como la sombrerería Maquedano (Sierpes 71), desde 1896; la relojería El Cronómetro (Sierpes 19), fundada en 1901, con una fachada que es otra postal típica sevillana, y la Papelería Ferrer (Sierpes 5), más antigua aún, abierta en 1856."En la era del ordenador, nos volcamos más a los regalos", explica Estrella Ferrer, heredera y responsable del pequeño comercio, aparentemente la papelería más antigua de España, repleto de artículos para fans de los papeles y los artefactos de escritura. También es el lugar indicado para conseguir, por ejemplo, un exótico higrómetro de cartón (26 euros), con un fraile que indica cómo viene el clima. Tal como se debía usar en Sevilla en otros tiempos, cuando el aroma a café dominaba la encantadora calle Sierpes.

DATOS UTILES

Cómo llegar
Iberia vuela de Buenos Aires a Sevilla, con escala en Madrid; la tarifa, desde 1600 dólares. Air Europa ofrece por la misma tarifa Buenos Aires-Madrid el pasaje en tren Ave (unas dos horas y media de viaje) hasta Sevilla.
Dónde dormir
Hotel Alfonso XIII. Emblemático cinco estrellas de Sevilla, acaba de reabrir luego de una gran remodelación. Tarifas, desde 160 euros. www.hotel-alfonsoxiii-sevilla.com
Hotel Inglaterra. Cuatro estrellas con excelente ubicación frente a la plaza Nueva. Desde 95 euros la habitación. www.hotelinglaterra.es
Ayre Hotel Sevilla. Otro cuatro estrellas, no en el centro, pero frente a la estación de tren Santa Justa, ideal para quienes llegan o se van de la ciudad en el Ave. Desde 55 euros. www.ayrehoteles.com
Andalucia en tren
Sevilla-Santa Justa es la estación desde donde parte el Al Andalus, elegante tren turístico que acaba de volver a los rieles (con coches comedor y de camarotes, algunos hasta de 1920) y recorre Andalucía con paradas en Córdoba, Granada y Jerez, entre otras ciudades, durante un tour de seis días y cinco noches, con pensión completa. www.trenalandalus.com
Representante en la Argentina: Ola SA Mayorista de Turismo ( www.ola.com.ar ). Consulte a su agente de viajes.
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