

SAN MARTIN DE LOS ANDES.- Uno llega al centro de esquí y mira, entre divertido y desconfiado. el enterito de alquiler calza medio extraño con tanta ropa de abrigo debajo, las botas provocan un andar aparatoso, las antiparras se empañan, no sé cómo llevar los esquís y encima los bastones. Pero la decisión ya está tomada.
El debut sobre la nieve tiene nervios, expectativas, algo de papelón y una pizca de risas. A los más animados le caben también algunos golpes. Pero es cuestión de insistir durante uno o dos días hasta que las cosas empiezan a salir mejor, hasta que lo difícil pasa a ser divertido y esquiar se convierte en vicio.
"La mayoría de la gente sin experiencia cree que esquiar le resultará más difícil de lo que realmente es", explica Jordi, uno de los instructores más experimentados de Chapelco.
"Pero en poco tiempo, después de dos clases, los principiantes empiezan a corporizar las técnicas básicas y en seguida descubren el gusto por deslizarse ladera abajo”, agrega.
Al principio, el estilo es lo de menos. La posición inicial para aprender a esquiar es parecida a la del arquero que está por atajar un penal.
Se flexionan las piernas tirando el cuerpo ligeramente hacia adelante, con las manos extendidas. lo raro es que para ir bajando sin tomar velocidad hay que hacer “cuña”, es decir, poner chuecos los pies de modo que se forme una “v” con los esquís.
Esta forma de sostener el cuerpo es algo agotadora para quienes no acostumbran realizar algún tipo de ejercicio. es que el esquí, como cualquier otro deporte, requiere estado físico. Las piernas (básicamente los cuádriceps) tienen un rol fundamental en estas prácticas, tanto como las rodillas, que deberán acostumbrarse a los nuevos movimientos.
El Caminito y la 63 serán las primeras pistas que los principiantes podrán recorrer en el cerro Chapelco, toda vez que sientan confianza en las habilidades adquiridas en su tránsito sobre la nieve. Y ya al término de una semana de esquí, aquellas primeras experiencias de novato con tablas puestas serán un lejano recuerdo.
A esa altura, después de seis días de disfrutar la montaña, esquiar resultará un placer. el único problema es que el tiempo de vacaciones de invierno es corto. Y que, para volver a esquiar, habrá que esperar hasta el próximo año.
Por Iván Gurevich
Para LA NACION
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