Así estamos y así parece esta casa, una clínica.
Benjamino no podía ser menos que su madre y se unió al festín. También pescó un buen resfriado. Por cierto, no saben los mocos que es capaz de general un bebé. Tremendos. Pobrecito. Se le tapa la nariz y no puede respirar. Se lo escucha como a un chanchito. Oinc, oinc. Otra para anotar y comprar: existen como unas bombitas de goma con pico. Son, digamos, "destapadores nasales". Lo metés en cada orificio nasal y aspirás. Y el bebé, como corresponde, llora, porque no le gusta nada. Otra técnica más casera pero no por eso menos efectiva es llevar a tu bebito al baño cuando vos te estás dando una ducha bien caliente: el vapor también le ayuda a liberar los mocos.
Además de mocos, Benjamín tose. Tose con una tos que es como una muestra gratis de tos. Le cuesta dormir y, cuando por fin se duerme, por ahí lo despierto yo, sin querer, con mi tos, que sí es bien grave. En fin, así estamos. Si nos vieran, les daríamos entre penita y ternura.
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