La idea es tomarse las cosas con calma. No ir de un lugar al otro para lograr la foto imprescindible (y subir enseguida a la combi), sino dedicarle el tiempo que uno quiera a cada lugar, incluso resignando sitios emblemáticos si es necesario. Así es el slow travel , una forma de viajar que suma adeptos en todo el mundo. Primero surgieron el slow food , en contraposición al concepto de comida rápida, y las slow cities, que en la Argentina tiene a Mar de las Pampas como exponente. Ahora se imponen los viajes de este tipo, cuyo movimiento propone, entre otras cosas, recorrer barrios que no estén en los mapas (y alejarse lo máximo posible de ellos), moverse en una zona limitada y no muy grande, optar por alojamientos pequeños (aunque se puede ser un slow traveller parando en un 5 estrellas) y tratar de ir varias veces a los mismos lugares, para conocer a la gente. Más, en www.slowtrav.com y www.slowtalk.com .