
Revisando fotos viejas encuentro varias en las que tengo el pelo corto, cortísimo, apenas me llega al hombro y después de mirarlas un rato concluyo que me gusta como se ve. Estoy en esos momentos claves de pelo en los que si te dejás estar el tedio puede llegar a matarte porque simplemente ya no te podés ver igual día tras día pero a la vez, la misma desesperación por el cambio puede ser peligrosísima y jugarte en contra para hacer un desastre total. Siempre me pasa lo mismo. ¿Saben que necesitaría? Un peluquero con PhotoShop que me vaya probando distintos cortes en pantalla, cortes que se adapten a este pelo finito que Dios me dio, y recién ahí poder elegir el que más me gusta. El tema es que estoy a esto de actuar por pura desesperación y estado pre menstrual y eso puede llegar a ser terrible. ¿Por qué será que cuando me está por venir me agarra este bajón en el que se me ocurren cambios radicales para mi vida laboral, afectiva, habitacional y capilar? Es como una pequeña locura mensual. Voy a esperar 5 días más y ahí veo qué hago. Sabia decisión, ¿o no?
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
