

LOCARNO.- A orillas del lago Maggiore, en la costa suiza, se extiende Locarno, una perfecta combinación de ciudad cosmopolita, paisajes de montaña y bellísimo espejo de agua.
Los que prefieren una estada de vacaciones aún más tranquila pueden tomar como base de operaciones, a cuatro kilómetros, la pequeña ciudad, casi un pueblo, de Ascona. Desde Ascona se puede visitar Locarno con toda comodidad: hay un servicio de ómnibus que une las dos poblaciones cada quince minutos.
La parte moderna de Locarno ha crecido entre las márgenes del lago Maggiore y los barrios altos en los que las casas trepan la montaña.
El viajero tiende a pensar que todo ese conjunto de viviendas que va desde el agua hasta las rocas es Locarno. Pero apenas se sube un poco por la ladera del monte Trosa, los nombres de las municipalidades van cambiando.
Por ejemplo, una encantadora localidad, unos diez minutos a pie de la avenida costera, es Minusio.
Allí veraneaban, a principios del siglo XX, anarquistas y aristócratas atraídos por el hermoso paisaje y la bondad del clima.
Entre las personalidades notables que hicieron la fama de Minusio está el artista Elisaar von Kupfer, un pintor que había elaborado una teoría filosófica llamada clarismus.
Hacia una revelación
Aún hoy se mantiene en pie la villa que ocupó durante muchos años y en la que murió después de la Segunda Guerra Mundial. El plan de la construcción respondía al pensamiento esotérico de Von Kupfer.
Cada cuarto estaba pensado como una vía de perfección y de iluminación que conducía a una revelación mística.
En la actualidad, la residencia es la sede de las actividades culturales del municipio de Minusio y los cuadros pintados por Von Kupfer están en el Monte Veritá, en Ascona, en un pabellón construido especialmente para albergar las singulares obras de ese personaje, rico en excentricidades.
Uno de los atractivos de Locarno es el Casino-Kursaal, frente al lago y rodeado de jardines, un típico edificio de los primeros años del siglo XX, levantado por Ferdinando Bernasconi, el mismo arquitecto que construyó el Palacio Pretorio, donde se desarrolló la conferencia internacional que dio como resultado los Pactos de Locarno.
El centro de reunión de los paseantes es la Piazza Grande, enmarcada por viejas casas del siglo XIX, en ese irregular y pintoresco espacio funciona un mercado al aire libre.
Primavera con bullicio
Muchos de los puestos están protegidos por las arcadas de las galerías.
El bullicio es permanente en primavera, en verano y, sobre todo, durante el famoso Festival de Cine.
Cerca de la Piazza Grande está la estación del funicular que lleva al santuario de Madonna del Sasso, fundado en 1480.
Son muchos los turistas y los peregrinos que viajan a Locarno tan sólo para visitar ese centro de fe.
Se dice que la Virgen se le apareció en ese lugar a fray Bartolomeo da Ivrea en el siglo XV.
Para conmemorar la aparición, se levantó el santuario, que fue reconstruido en el siglo XVII y restaurado entre 1903 y 1925.
La vista panorámica que se tiene desde lo alto es privilegiada. Al lado del funicular de Madonna del Sasso está el arranque de otro tramo de ascenso que lleva hasta la ermita de San Bernardo, donde hay un capilla con frescos góticos. Basta recorrer unos cientos de metros a pie y se encuentra una instalación de telesillas que permite alcanzar la Cimetta di Cardada (1672 metros).
La visión del lago Maggiore desde esa cumbre es probablemente una de las más vastas y hermosas de la región.
Callejuelas coloridas
El casco viejo de Locarno está formado por una serie de callejuelas muy coloridas flanqueadas por los antiguos palacios de la nobleza local.
El monasterio de Santa Catalina, del siglo XIII, reconstruido en 1571 y ampliado en 1892, es muy visitado por los fieles.
Si se sigue la via delle Monache se llega a la via dei Cappuccini, donde está el convento de los santos Roco y Sebastiano.
Entre los edificios importantes del Renacimiento están la casa Ranzoni, la de los Canónigos y la casa Rusca, que representa la típica construcción de un hogar noble en el siglo XVII.
Paseo de esculturas
Hoy el Palazzo Rusca alberga la Pinacoteca Comunale, donde se pueden admirar numerosas esculturas de Hans Arp, uno de los grandes escultores contemporáneos.
Otros de los monumentos históricos y artísticos destacados de Locarno son el castillo y la iglesia de Santa Maria in Selva.
En verdad, de la fortificación originaria, erigida por los Visconti y después modificada por los Rusca en el siglo XV, queda muy poco porque fue destruida por los Confederados en 1531.
De todos modos, es interesante visitar los interiores restaurados, donde se ven salas con artesonados labrados y policromados. Los restaurantes y cafés que siguen el curso del Lungolago Giuseppe Motta reúnen, durante el día, a los excursionistas y residentes de Locarno.
Por la noche se convierten en el refugio donde los jugadores festejan sus ganancias o tratan de olvidar tristezas.
Por Hugo Beccacece
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
