Newsletter
Newsletter

Szentendre, la niña mimada

Este pequeño monumento nacional conserva la abulia de los pueblitos




BUDAPEST.- Sólo 19 kilómetros desde la capital húngara es necesario recorrer hasta llegar a Szentendre, una localidad de casas coloridas y antiguas que las autoridades han declarado monumento nacional.
No es para menos, tratándose de una pequeña ciudad en cuyo centro se extiende una vieja plaza con doscientos años de historia llamada Fö Tér.
En medio de la plaza, se erige una cruz de hierro forjada en 1763 por los comerciantes serbios que habitaban el lugar.
Las sucesivas invasiones turcas fueron empujando a millares de hijos de Serbia hacia la actual Hungría, y, como era de esperar, la cultura, las tradiciones, la arquitectura, el arte en general y la Iglesia Ortodoxa llegaron junto con estos refugiados para asentarse en la región y dejar su marca a fuego.

Arte sublime


Basta ver la iglesia griega, en realidad serbia, conocida como Blagovestenska, que echa su sombra sobre la plaza central.
El edificio barroco de mediados del siglo XVIII tiene adornos ornamentales rococó en el campanario y el ingreso.
Adentro, piezas de arte religioso se presentan al viajero como el recuerdo de un pasado que en el interior del edificio no parece lejano.
En la escuela parroquial anexa hay un museo con los cuadros de Károly Ferenczy y las esculturas de sus dos hijos.
En los alrededores, los turistas, que son muchos todos los días, se detienen ante los comercios que venden todo tipo de artículos para llevar como recuerdo, desde baratijas hasta pequeñas obras de arte.
Faroles y adornos de hierro oscuro en las fachadas, toldos a rayas multicolores, balcones con macetas en los edificios con techos de tejas, todo salpicado de árboles y de verde.

Gulasch, cerdo y vino


La parte de la ciudad que alberga el circuito turístico vive de sus visitantes y se nota rápidamente que está acondicionada para eso por la cantidad de bares, restaurantes y negocios.
Para evitar aglomeraciones a la hora de almorzar, es recomendable buscar en los alrededores, es decir, a dos o tres cuadras de la plaza principal, algún minúsculo e íntimo restaurante y pedir un gulasch o un plato basado en cerdo, todo regado con un buen vino húngaro.
Quien quiera profundizar un poco en las diversas artes locales, no puede olvidarse de pasar ante la colección de cerámicas de Margit Kóvacs, definida por sus críticos como "delicada intérprete moderna de antiguas tradiciones".

Cultos y cuadros


La iglesia de Belgrado, que es en realidad la catedral greco-ortodoxa, alberga a su lado la colección de arte sacra serbia integrada por manuscritos antiguos, esculturas e iconos religiosos frente a los que rezaron generaciones enteras.
El catolicismo tiene su espacio privilegiado en la iglesia medieval que se encuentra en la parte alta de la ciudad.
A unos metros se encuentran las obras coloridas del pintor impresionista húngaro Béla Czóbel, que tras haber llevado una vida de viajero incansable se estableció en la ciudad para dejarle sus recuerdos del mundo sobre los cuadros que hoy se exponen al público.
Las tardes de Szentendre, especialmente las de primavera y verano, tienen esa abulia tan particular de los pueblos chicos.
Los visitantes que llegan solos o en grupo no alcanzan a perturbar con su rumor de lenguas diversas el aire casi solemne que se respira en el lugar.

Jardines y silencio

Algunas casas esconden entre las medianeras jardincitos llenos de flores, y no es raro encontrar a un viajero sentado en la vereda, con la espalda contra la pared, mirando sencillamente una calle angosta y disfrutando de silencios intermitentes sólo cortados de a ratos por los grupos de visitantes que pasan como ráfagas de viento.
No hace falta contar con un gran presupuesto para trasladarse de Budapest a Szentendre.
Si bien hay excursiones guiadas en bus, con explicaciones en distintos idiomas, o sencillamente se puede ir en el auto tomando la carretera número 11, el tren es un buen método para llegar hasta el pueblo por la mañana y regresar por la tarde.
Sólo hay que ir hasta la estación Batthyany, en Buda, a la que se llega con el subterráneo, y tomar el HEV (tren suburbano).
En 45 minutos aparecerá Szentendre, que en realidad es un lugar para conocer a solas.
Leonardo Freidenberg

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de revista OHLALA! de mayo 2025 con Lali

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP