
Por Marla Gramado
Buscaba un lugar de playa diferente para descansar y me recomendaron Taipu de Fora, en la península de Maraú, Bahía, en Brasil. A pesar que todavía es un lugar desconocido, me interioricé de cómo ir y emprendí la aventura. Queda muy cerca de las conocidas playas de Morro de São Paulo. Se puede llegar a través del aeropuerto de Salvador o de Ilheus.
Apenas llegué, me enamoré. La playa es magnífica, de arenas blancas, mar color esmeralda y mucha vegetación, nada que envidiar a playas más lejanas.
Su gran piscina natural, atractivo del lugar, a escasos metros dentro del mar, repleta de peces coloridos contenidos entre corales, permite hacer snorkel de día y de noche, especialmente con luna llena.
Con la naturaleza como escenario, el lugar se presta para pasar el tiempo a la sombra de una palmera, caminar, jugar en la ancha playa, comer delicias bahianas, y aprovechar para hacer excursiones, como el paseo de las islas que recomiendo sin dudarlo.
Ideal para ir en pareja, con amigos o chicos pequeños y desenchufarse, literalmente, porque no hay señal de celular.
De noche se puede elegir entre hacer una hoguera en la playa, cenar en alguno de los restaurantes de la zona o ir a Barra Grande, a 8 km de ahí, donde hay más opciones gastronómicas. Una propuesta muy divertida es alquilar un cuatriciclo y recorrer la península, a través de los senderos que se presentan entre vegetación y vistas paradisíacas de mar.
No se puede dejar de apreciar a los saguis, pequeños monos de la zona que aparecen durante el día entre los árboles. Bajan y hasta se les puede dar de comer de la mano en el Espaço do Sagui. Infaltable la cámara de fotos.
Esta parte del litoral brasileño todavía tiene preservada mucha naturaleza local
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