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TAN LUNES




Vuelta a la rutina.
Hoy tengo una reunión en mi nuevo trabajo. Voy a conocer a todo el equipo y voy a elegir consultorio.
A su vez, hoy mismo también renovamos contrato con la ortodoncista que alquila el mío. Todo eso antes de las 12 AM.
Yo me hago la loquita superada, pero estoy desde anoche con retortijones.
El fin de semana fue productivo. Hicimos cosas en la casa y jugamos con los chicos.
Yo digo una cosa: qué le pasa a los hombres con compartir las tareas?
Por qué les cuesta tanto largar un destornillador?
Por qué la agujereadora es propiedad exclusiva de ustedes, muchachos?
Quise colgar un espejo en una bañadera, osé agarrar el taladro, ¡¡¡NO!!!, ¡¡¡DEJÁ ESO!!!, YO LO HAGO.
Me asustó, casi se me cae el aparto ese sobre las venecitas y ahí sí lo íbamos a lamentar.
No entiendo.
A ver, analicemos:
De chicos, nos prendemos a usar herramientas. Ni mujeres ni hombres.
Digo, no es como los autitos o las muñecas (bien definidos por género). No.
Por qué las mujeres dependemos del marido, novio, amigo o encargado para clavar un clavo?
Tenemos fama de torpes?
Se vería alterada la imagen de damicela frágil?
Qué es?

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por Redacción OHLALÁ!


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