
Tandil: descanso y aventura, en un justo equilibrio
Uno de los principales destinos bonaerenses se potencia con más opciones de turismo activo, gastronomía y hasta la leyenda de la piedra movediza
17 de julio de 2016

El enigma de la piedra movediza de Tandil se remonta hasta antes de la llegada de los españoles. La roca de 300.000 kilos , en lo alto de un cerro, solía congregar a los mapuches que habitaban la zona. Mucho después, a los soldados del Fuerte Independencia (fundado en 1823 por el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez), los intrigó que los nativos merodearan por la roca, a la que llamaban Thaún-lil, piedra que late. Con sus doce metros de largo por casi 5 de alto y 4,5 de ancho, la mole se balanceaba apenas perceptiblemente sobre una base de 80 centímetros.
Con el tiempo, la piedra movediza se convirtió en atractivo turístico. Viajeros de todas partes llegaban hasta el pueblo sólo para conocerla. Hasta que el domingo 29 de febrero de 1912, a las 17.10, la piedra movediza de Tandil cayó al vacío y se partió en tres pedazos. El escritor Ricardo Rojas, que estaba de paso por allí, escribió una crónica sobre el suceso, La piedra muerta. Comenzaba así: “Yo estaba ayer en Tandil, cuando, al atardecer, el pueblo entero se conmovió al rumor de que la piedra que dio fama y espíritu a la ciudad pampeana, habíase, de pronto, derrumbado falda abajo del solio de misterio donde por tanto tiempo la admiraron. El estupor de las grandes catástrofes colectivas, un estupor incrédulo y fatal, cundió en el alma de la muchedumbre emocionada. Voló de labio en labio la insólita noticia: deteníanse los transeúntes para comunicarla; avisábanla desde sus puertas los vecinos; llevábanla con presteza, invisibles agentes, hasta el suburbio de las quintas lejanas”.
Cerca de la piedra movediza funcionaba un almacén de ramos generales, donde habían abierto un cuaderno de visitas. “En ese momento, la dueña escribió: ‘Infausto día para Tandil. Se cayó la piedra movediza a las 5.10 PM’. Lo firmó ella y hizo firmar a los presentes”, cuenta Johnny Ciao, de la Asociación Guías de Turismo de Tandil. Aún se conserva el cuaderno con aquel testimonio en el Museo Histórico de la ciudad. Fue el mismo año del hundimiento del Titanic.
Basta acercarse a Tandil para escuchar una y mil veces el mito de la piedra movediza. La caída levantó polvareda en el pueblo. Todos tenían una opinión formada. Algunos decían que la habían detonado los picapedreros que trabajaban en la cantera, en una época tormentosa marcada por las protestas sindicales y las huelgas. Otros decían que le habían hecho palanca. “Después de descartar las diferentes hipótesis, Rojas llegó a la conclusión de que se había caído sola”, sintetiza Ciao.
Infausto día para Tandil, la ciudad se había quedado sin su ícono más preciado, impreso hasta hoy en el escudo, la bandera y hasta el logo del municipio. En la base del cerro, la piedra muerta aún yace partida en tres pedazos. Pero no termina ahí la historia.
Paseos típicos
El magnetismo turístico de esta ciudad, a 360 kilómetros de Buenos Aires, con 130 mil habitantes, no decayó con la piedra. Al contrario: hoy cuenta con 10 mil plazas hoteleras.
Luego de la inmovilización de la movediza, los tandilenses debieron aprender a sobrellevar el infortunio y sacar a la luz su potencial turístico. Con el tiempo se fueron desarrollando otros atractivos, como el casco histórico, el cerro Centinela, el Monte Calvario, el Parque Independencia o incluso el flamante Cristo de las Sierras, una estructura de 15 metros de altura ubicada a 360 metros sobre el nivel del mar, inaugurada en octubre de 2014.
Actualmente, los más aventureros pueden dirigirse al Valle del Picapedrero, un territorio privilegiado para entrenar mountain bike y disfrutar de las sierras entre senderos de trekking autoguiados, tirolesas, rapel, escalada y puentes colgantes “tibetanos”.
“Muchos profesionales vienen a escalar Aurora, una de las mejores paredes de Tandil”, señala Rodrigo González Inza, responsable de este parque de aventuras de 24 hectáreas. Se trata del valle donde se establecieron los primeros picapedreros que llegaron a Tandil para extraer el granito de las sierras. “En principio, los picapedreros trabajaban a mano y, con distintas herramientas, iban partiendo la piedra en bloques de más grandes a más pequeños, hasta hacer los adoquines. A partir de 1883, con el arribo del ferrocarril, esa actividad se volvió masiva, comenzaron a utilizar explosivos, pólvora y dinamita. De ese modo se formaron las paredes donde hoy se realizan la escalada y el resto de las actividades de montaña”, explica Inza.
El paseo por el área fundacional comienza alrededor de Fuerte Independencia, la plaza principal, donde se emplazaba el antiguo fuerte del ejército del Sur durante la denominada Campaña del Desierto, una fortaleza amurallada con paredes de granito de seis metros de alto, rodeada por un foso y puente levadizo para protegerse de los malones. De aquel fuerte ya no queda nada en pie. Pero a su alrededor se puede visitar la Iglesia Matriz Santísimo Sacramento, restaurada recientemente, el Palacio Municipal, el exbanco Hipotecario, el Museo de Bellas Artes, el Teatro del Fuerte y la Escuela N° 1, un edificio de 1910.
A 6 kilómetros del centro, el complejo del Cerro Centinela concentra una interesante oferta gastronómica y recreativa. Allí funciona la única aerosilla de la provincia de Buenos Aires, con un recorrido de 650 metros y excelentes vistas a la ciudad y el valle. “La gente llega a Tandil en busca de aventura, se quiere sentir audaz, pero sin sobrexigirse. Nuestra propuesta los invita a protagonizar su propia aventura mientras recorren el cerro con total seguridad en una cabalgata, con una mountain bike o con actividades de montaña como tirolesa o rapel”, explica Bruno Cerone, uno de los responsables del complejo.
A unas diez cuadras de la plaza principal se accede al Monte Calvario, otro de los paseos tradicionales. Inaugurado el 10 de enero de 1943, cada Semana Santa allí se congregan miles de feligreses en la peregrinación que recorre un vía crucis escultórico, la capilla de Santa Gemma y la gruta de la virgen de Lourdes hasta la iglesia de la plaza principal.
Imperdible, la vista desde el Parque Independencia, privilegiado mirador de la ciudad ubicado en la zona urbana, a 286,50 metros de altura. O el paseo por el Lago del Fuerte, un dique de contención construido luego de la inundación en la década del 50. Es un espejo de agua de 19 hectáreas y con una pared de casi 40 metros de longitud por 25 metros de altura, donde funcionan diferentes clubes náuticos y se alquilan botes y canoas. También hay una playa con sombrillas, una senda aeróbica y un complejo de piletas públicas. Justo enfrente, un camino serpenteante asciende hasta la cima de la villa del lago, otro mirador donde se levanta el monumento a Don Quijote y Sancho Panza, inaugurado el 6 de Abril del 2008, con más vistas panorámicas de la ciudad.
El regreso
Al cumplirse el 50 aniversario del infausto día en que la piedra movediza de Tandil cayó, el entonces intendente de la ciudad, José Emilio Lunghi, decidió que era tiempo de resucitarla y convocó a la ciudadanía a presentar proyectos para encontrarle una solución. La primera en postularse fue la empresa Poxipol, que se ofreció a subir la piedra original y pegarla con su adhesivo de dos componentes fácil de preparar y usar. “El único requisito era poner un cartel en la cima que contara que la piedra había sido pegada con Poxipol, pero la propuesta fue rechazada”, relata el guía Johnny Ciao. Un norteamericano de apellido Maxwell presentó el segundo proyecto. “El problema era que solicitaba una concesión de explotación por 30 años y el permiso para instalar una confitería giratoria en la cima del cerro”, explica Ciao. El tercer proyecto se llamaba Piedra Dorada, idea del escultor tandilense José Rossanigo. Consistía en recrear una nueva piedra en bronce, que donarían los pobladores de Tandil. Pero tampoco prosperó.
Así pasó otro medio siglo, hasta que el actual jefe comunal, Miguel Angel Lunghi, hijo de aquel anterior intendente, decidió volver tras los pasos de su padre con la intención de recuperar la piedra mítica. El nuevo proyecto contemplaba la construcción de una réplica que respetara las medidas y la posición de la roca original, con estructura de hierro y una resina plástica en la superficie. El proyecto fue aprobado y finalmente la réplica fue subida a la cima en 2007. Para la empresa utilizaron la grúa más grande del país, dotada de un brazo telescópico de 160 metros de longitud. Asistió al acto el entonces presidente Néstor Kirchner. La nueva piedra de Tandil volvió a ser atractivo turístico de la ciudad. Eso sí, la base es cuatro veces más grande que la original. Por si las moscas.
Datos útiles
Cómo llegar. Tandil se encuentra a 353 km de Buenos Aires. En auto se puede llegar por la autopista Ezeiza-Cañuelas hasta la RN3 y, desde Las Flores, por la RP30, pasando por Rauch hasta llegar a Tandil.
En micro, desde Buenos Aires, el pasaje cuesta $ 443 por empresas como Río Paraná, La Estrella y El Rápido.
Dónde dormir. El Hotel Elegance está ubicado sobre la ruta nacional 226, km 160,5, a siete km del centro de Tandil. Restaurante a la carta y spa. Habitación single, desde $ 1790; doble, $ 2300 (incluye desayuno buffet continental, estacionamiento semicubierto e Internet). Reservas: (0249) 440 6982.
Cabañas: hay una amplia oferta de este tipo de alojamiento, con una tarifa promedio de $ 1300 por día, para dos personas.
Dónde Comer:Época de Quesos: Tabla Tandil elaborada con quesos y fiambres cortados, $ 360; milanesa de queso de mozzarella con ensalada frutal, $ 99; lomitos con salsas (opciones con miel y pimienta, con salsa de frambuesa, con chutney o salsa criolla), $ 165 pesos. Vino Ígneo, de Tandil, $ 155 pesos; sándwich chacarero al plato, $ 210. Popurrí de tortas (cinco variedades, $ 155. Además, en el local se ofrecen quesos y fiambres caseros para llevar (chorizo casero; $ 285 el kg; queso con 5 variedades de pimientas o frutas secas, $ 210 el kg; queso de cabra, $ 535; Queso cheddar macerado con jerez o whisky $ 410 el kg).
Parador del Cerro El Centinela. Un clásico de Tandil. Sirven parrilla y comidas regionales al horno de leña, pasteles y cazuelas. En la Base de la aerosilla se encuentra Curi curá, pastelería, y dulcería para tomar un té con tortas. Informes: www.cerrocentinela.com.ar.
Actividades de aventura
Valle del Picapedrero: es un parque de aventura. Circuito Tandilia (tirolesas, rapel, puente tibetano, escalada), $ 350 (menores de 12 años, $ 300). Escalada de dos horas con guía; $ 400. Puente tibetano y tirolesas, $ 200. Reservas: 0249-154513807; info@valledelpicapedrero.com.ar. www.valledelpicapedrero.com.ar
Cerro Centinela: aerosilla, 650 metros desde la base del Centinela hasta la cumbre del cerro San Luis, con vistas a la ciudad y al Valle del Picapedrero, $ 100, ida y vuelta; menores de 8, acompañados, gratis. Cabalgata guiada, $ 115 la hora; Mountain bike, $ 110 la hora; Paintball, 150 pesos por persona; tirolesa y rapel, $ 100 cada actividad. Informes: (249) 154631510/ 4448933 / 4460461. www.cerroelcentinela.com.ar
Rancho de Popy: otro complejo donde se pueden realizar distintas actividades de montaña, con cuerdas, tirolesas, puentes tibetanos y trekking. www.elranchodepopy.com.ar
Asociación Guías de turismo de Tandil: www.guiasturismotandil.com.ar Informes: asociacionguiastandil@yahoo.com.ar
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