
El color de nuestro cabello es un símbolo de nuestra identidad. Algunos prefieren mantener lo que la genética tiene para ofrecer, mientras que (como en tantos otros ámbitos), el ser humano ha llegado a perfeccionar técnicas para modificar la naturaleza y adaptarla a sus gustos y necesidades en lo que a color de pelo respecta.
La tintura de cabello no es algo novedoso. De hecho, su historia, acumula miles de años. El descubrimiento del primer tonalizador natural, la Henna, se atribuye a los egipcios. Por otro lado, en la antigua Roma, se usaba un preparado que se elaboraba con grasa de cabra y ceniza de Haya y los griegos utilizaban fórmulas a base de blanco de cerusa y bermellón. Aunque suene extraño, otra forma de teñirse que se usaba en el pasado fueron los tintes en forma de polvos de talco. Los borbones del siglo XVIII los empleaban para dar tonalidad a sus pelucas.
Estas prácticas milenarias inducen a creer que el cabello siempre ha sido considerado un marco ornamental para la cara que resalta la belleza del rostro ayudando a iluminarlo y enmarcarlo. Los productos químicos artificiales para cambiar el color de pelo aparecen en el siglo XX y, en un principio, se utilizaron solamente para ocultar las canas y no para cambiar el tono natural del cabello.
El color original de la fibra capilar se debe a la producción de un pigmento que se denomina melanina, es sintetizado por un grupo celular denominado melanocitos. Después de esta introducción la idea es que planteemos una serie cortita de posts hablando sobre las canas, tipos de tinturas, colores y rasgos. ¿Qué les parece? ¿Les interesa?
Les deseo un excelente miércoles,
Maia
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
