

Tengo 75 años y siempre supe que mi madre llegó al país con 5, en 1910 procedente de Alesandria, donde había nacido. Pero falleció muy joven y no sabía mucho más.
Con mi hijo y su esposa, Jorge y Norma, pensamos que había llegado el momento de ir en busca de las raíces. Teníamos un único dato: una fotografía de estudio en la que aparece mi abuela, mi madre y un hermano mayor de ella. Estaba también la dirección del estudio de fotografía, Milano 24, en Alesandria.
En familia fuimos hasta allí, dispuestos a tomarnos una foto en el estudio, pero desgraciadamente ya no estaba la casa de fotografía. Pero mi hijo y yo nos tomamos una foto frente a la dirección que teníamos.
En ese momento sentí que era el único lugar que seguramente había pisado mi madre muchos años antes, y que ahí estaban mis raíces. Narrar la emoción que percibí es imposible. Agradezco a la vida que a mi edad me fuera permitida esa emoción.
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