Tres citas para un amor en Florencia
Difícil ser un experto en esta ciudad, con tesoros históricos, arquitectónicos y artísticos por donde se mire. Pero más difícil aún ser novato en la capital del Renacimiento y tener que verlo todo en una sola visita
13 de abril de 2014
¿Por dónde empezar? ¿Qué privilegiar? ¿Cuáles son los imperdibles? Son preguntas para las que cada viajero tiene sus propias respuestas. Pero, por suerte para el primerizo en Florencia, hay imprescindibles fuera de debate: el David, la plaza del Duomo, el Puente Viejo sobre el Arno, la Galleria degli Uffizi.
En camino de uno al otro, el resto llegará solo. La historia se apegó a las paredes en las calles del centro y las artes cubren la ciudad como un gran manto. Pero también las letras dan cita a la vuelta de cada esquina. Para guiarse durante una primera visita, nada mejor entonces que los tres grandes embajadores de la ciudad: Dante Alighieri, la Venus de Botticelli y el David de Miguel Ángel.
Encuentro en el Puente Viejo
Primera cita: a orillas del Arno, donde la ciudad muestra sus mejores vistas panorámicas (veremos luego que también las hay desde el campanario). La verdadera estrella sobre el río es el Ponte Vecchio, que como su nombre lo indica es el más antiguo de la ciudad e incluso se le atribuyen orígenes romanos. Como era costumbre durante el Medievo en Europa, era una especie de shopping con negocios construidos de punta a punta sobre cada parapeto. Las botteghe de los orfebres del Renacimiento tienen su continuación en las tiendas de los vendedores de joyas y relojes de hoy.
Cruzarlo es como caminar en otra época. Pero la mejor vista del Ponte Vecchio es desde los demás puentes que cruzan el Arno; un poco como la famosa tela de Henry Holiday que muestra a Dante apostado sobre el Puente de la Trinidad para ver pasar tres visiones de su amada Beatriz. Esta tela es figurita repetida en muchos recuerdos que los vendedores callejeros proponen al flujo ininterrumpido de turistas que circula por el centro histórico. Es la obra más famosa que recuerda al poeta, junto con su retrato de perfil pintado por Botticelli (que no se ve en Florencia porque está en manos de un coleccionista suizo). Curiosamente la obra de Holiday tampoco se podrá ver en Florencia: está expuesta en un museo de Liverpool.
Volvemos entonces hacia la figura de Dante, que varios lugares recuerdan en la ciudad que lo vio nacer en 1265. Tiene una gran estatua sobre la plaza de la iglesia Santa Croce, y a principios del siglo XX se construyó un edificio en el estilo gótico del Medievo sobre el emplazamiento de su casa natal. Esta Casa de Dante es un museo dedicado a su obra y más especialmente a la Divina Comedia. En la zona, hasta los adoquines fueron tallados con su inconfundible perfil y su cabeza cubierta por una especie de gorro a la moda de la época.
Una Venus nos espera
Segunda cita: en una de las salas de la deslumbrante Galería de los Oficios está la obra más famosa del Renacimiento luego de la Mona Lisa (que se custodia en el Louvre de París). Pero esta tela sí está en Florencia: es el Nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli, pintada hacia 1485. La etérea Venus de largos cabellos rubios -retrato de la bella Simonetta Vespucci- es otra de las obras declinada en incontables suvenires en las tiendas de museos y los carritos de recuerdos de toda la ciudad.
Firenze es la ciudad donde entre los años 1300 y 1400 nació el Renacimiento, que fue primero llevado a Francia para luego expandirse por todo el continente, y cambiar profundamente la historia europea. En los largos pasillos y las grandes salas de la Galleria degli Uffizi, el mayor museo del mundo dedicado a esta época de la historia de las artes, se entrecruzan los nombres de mecenas como los Medici con los de los más grandes artistas de su tiempo, encabezados por Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, Giotto, Fra Angelico o Piero della Francesca. La galería es mucho más que un museo: es un reencuentro permanente con obras que vimos incontables veces en libros, sobre postales y hasta en avisos y revistas.
El museo se encuentra en un conjunto arquitectónico en torno de la Piazza della Signoria, con grandes edificios que fueron el centro de la vida política de Florencia desde el siglo XIV. El Caffé degli Uffizi ofrece las mejores vistas sobre todo el conjunto y sobre el David sobre la plaza (veremos más adelante que no es el verdadero). Una vez adentro del museo, antes de llegar a la sala de la Venus de Botticelli, se hace un largo recorrido que brinda una magistral lección de historia del arte desde el gótico hasta el manierismo.
Imposible acordarse de todo lo que se ve y de todo lo que se pasa por alto en el afán de llegar directamente a las principales obras: por eso es indispensable hacer un alto en el negocio de la galería para volver al menos con una guía o catálogo.
El David de la Accademia
Finalmente llegamos a la tercera cita: con el David de Miguel Ángel (esta vez, el verdadero). Pero antes se cruza todo el centro histórico de Florencia, para ir desde la Piazza della Signoria hasta la Accademia, el otro gran museo florentino. Se pasa por el eje más transitado de la ciudad, calles de altos edificios donde se suceden las boutiques de marcas de lujo en un desfile impresionante. Se cruza la Plaza del Duomo (hay que hacer un alto para admirar el Bautisterio con sus puertas de bronce y en particular la Puerta del Paraíso, el campanil con admirables vistas sobre toda la ciudad y, por supuesto, la Catedral de Santa Maria del Fiore).
Para esta primera visita no podemos olvidar otros grandes edificios del Renacimiento, como Santa María Novella, el convento de San Marco, San Lorenzo y el Palazzo Pitti (que se encuentra sobre la otra orilla del Arno, un lugar que los florentinos llaman sencillamente Oltrarno).
Siguiendo la Vía Cavour y pasando por el Palacio de los Medici (la potente familia lo habitó de 1459 a 1540, con Lorenzo el Magnífico a la cabeza) se llega a la Galleria dell'Accademia. La gran atracción es el monumental David, de Miguel Ángel, pero se descubren muchas obras maestras del genio florentino a lo largo de toda una galería dominada por la silueta colosal del pastor bíblico.
Saliendo de la galería, luego de este día maratónico, la noche empieza a caer sobre la Toscana. Un atardecer de película, con edificios que cobran otros brillos gracias a la electricidad. Las tiendas de lujo (cerca del Puente Santa Trinità está la sede y el museo de la Casa Ferragamo, en el Palazzo Ferroni) cierran y dejan el protagonismo a los restaurantes y los negocios de recuerdos abiertos hasta tarde, que ostentan con orgullo que todo lo que venden está fatto in Italia. Las artes, la cultura, los edificios, por su parte, fueron todos fatti in Firenze.ß
Datos útiles
Lo que hay que ver
Galleria degli Uffizi: abre de martes a domingo, de 8.15 a 18.50. La afluencia de turistas es tal que se recomienda comprar las entradas de antemano (con día y franja horaria preestablecidos). La entrada cuesta 11 euros.
Galleria dell'Accademia: de martes a domingo, de 8.15 a 18.50. Entrada, 11 euros.
Casa de Dante: de martes a domingo, de 10 a 17. Entrada, 4 euros.
Museo Ferragamo: abre de 10 a 19.30, todos los días. Entrada, 6 euros.
Florencia en la Web: www.firenzeturismo.it