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Tres sitios protegidos en el paisaje de Croacia

Cigoc, la Primera Aldea Europea de Cigüeñas; los lagos de Plitvice y Split, la ciudad que nació en un palacio; la Unesco decidió cuidarlos especialmente




ZAGREB.- No sólo la amurallada Dubrovnik es patrimonio de la Unesco en Croacia. Hay otros sitios que por su belleza, excepcionalidad o antigüedad se consideran protegidos.
Muy cerca de Zagreb, la capital del país, por la ruta a Eslavonia hay un pequeño desvío que lleva a Cigoc, una aldea que no oculta el origen de su nombre, ya que cigogna llamaron los romanos a la cigüeña.
Cigoc es una aldea de estas aves, y está reconocida desde 1994 como Primera Aldea Europea de Cigüeñas. Ellas llegan desde el Norte en abril y se quedan hasta septiembre y a veces octubre, instaladas en sus nidos en lo alto de las chimeneas de las casas. Así se ve a la pareja cuidando sus polluelos y como posando para la foto. El placer no es sólo verlas, sino también oírlas golpeando los picos -ése es su lenguaje-. De esta manera comunican su magia a toda la aldea. El secreto del lugar es que las casas son enormes y altas, todas de madera, lo que buscan las cigüeñas.
Como en muchos sitios de Croacia, por Cigoc no se puede transitar en auto. Hay también allí un pequeño museo etno y, por supuesto, se puede comer platos típicos. Aunque en realidad es una aldea con más cigüeñas que gente, hay un día allí a fines de junio en que se festeja a las simpáticas aves con bailes, comidas e instrucción acerca de cómo y por qué.
No lejos de Cigoc -nada es lejos en esa miniatura encantada- están los lagos de Plitvice. Así se llaman, pero a decir verdad, la designación lagos es demasiado pobre para definir esto; bueno, de alguna manera hay que hacerlo. Es una formación extrañísima, de cuatro mil años. Un valle de casi veinte hectáreas entre montañas y bosques en los que hay dieciséis lagos y laguitos, uno a continuación del otro, de una profundidad entre 10 y 50 metros.
La altura de las montañas varía entre los 380 y 1280 metros sobre el nivel del mar. Pequeñas corrientes de agua -pequeñísimas algunas- se alimentan unas a otras para devenir arroyos, lagos o cascadas. Hay 92 caídas de agua, más o menos ruidosas, más o menos espumosas, y algunas caen desde 28 metros de altura. Y grutas, muchas y profundas; hasta aquí la naturaleza.
El hombre le agregó un trencito para recorrer el lugar y barcos que cruzan los lagos.
En la cascada mayor suelen celebrarse casamientos durante el verano; los novios llegan desde Alemania y América del Norte y, por supuesto, de la propia Croacia. Aseguran que eso da suerte, aunque no pudimos saber si alguien volvió reclamando.
Todo es delicado en Plitvice; las estalactitas, el color esmeralda del agua, las mariposas, las flores alpinas y el silencio. En muchos momentos el paseante no va a escapar de la sensación de ser la primera y única persona sobre la Tierra. Siempre hay un detalle más para ver, un ángulo distinto para fotografiar, otro silencio para escuchar.
Plitvice es una zona de osos aunque es difícil verlos, a no ser uno embalsamado y grandioso que preside la entrada del hotel de primera categoría que tiene todas las comodidades, junto con otros dos establecimientos. El paraje -declarado Monumento Nacional en 1949 y Patrimonio Natural del Mundo por la Unesco en 1979- es visitado por un millón de personas por año.

Split, más que un puerto

Split, la ciudad, nació en el palacio. O mejor dicho la ciudad es el palacio. Estamos hablando de Split, nombre que, aunque los filólogos no terminan de ponerse de acuerdo, creemos con algún fundamento que es una contracción de spalato, derivado precisamente de palatium, palacio.
Se trata de la mayor construcción que quedó de los romanos y la mejor conservada. Fue construido por Diocleciano, feroz perseguidor de cristianos, entre los años 295 y 305 de nuestra era.
El palacio tiene tres hectáreas con muros de 2 metros de ancho y 20 de alto. En un momento tuvo 16 torres y 4 puertas. Dos calles lo cruzan desde los cuatro puntos cardinales; además, hay callejas y arcadas.
Diocleciano seguramente no pensó hace 1700 años que sobre las piedras de callecitas y plazoletas habría cafés deliciosos en los que uno pasa horas mirando el espectáculo, pero así es. El espectáculo lo conforman viajeros de todos los vientos y lugares, los pintores que sacan su tela al sol, la gente que va al mercado, las balanzas para pesar los enormes pescados sacados hace minutos del mar, las flores, las estatuas de piedra y las de bronce, como aquéllas famosas de Mestrovic.
El puerto de Split -de aguas clarísimas- es el más importante del país.

Datos útiles

Croacia tiene 5835 kilómetros de costa y más de mil cien islas; todas bellas, llenas de cipreses, lavanda, mirtos, pájaros y piedra blanca entre pequeños puertos y grandes pescas. Algunas tienen lagunas azules en el medio, resabios de los tiempos romanos, y monasterios en lo alto.

Cómo llegar

Un pasaje de Buenos Aires a Zagreb cuesta desde US$ 1300 de ida y vuelta, con tasas e impuestos.
Zagreb, Split, Dubrovnik, Rijeka y Zadar tienen aeropuertos internacionales. Por mar se puede cruzar desde Bari o Ancona, Italia, en ferrylíneas. Una vez allí hay ómnibus y trenes; además se puede rentar autos. Para tener en cuenta: la velocidad máxima permitida es 130 km en rutas y 50 en ciudades y avenidas costaneras.
Carmen Verlichak

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por Redacción OHLALÁ!


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