Un menú políticamente incorrecto

Creado por un grupo de chilenos junto con el periodista, escritor y agitador editorial argentino Enrique Symns, The Clinic es un fenómeno editorial que hoy vende unos 25.000 ejemplares por semana, a pesar de su perfil alternativo y el ácido humor por el que se lo suele comparar con la argentina Barcelona . Además, cuenta con su propia tienda de merchandising editorial (reproducciones de sus más logradas tapas, remeras, tazas...). Y desde hace cuatro meses tiene también su brazo gastronómico: el bar The Clinic.

La dirección parece una broma más de sus responsables: queda en la calle Monjitas. Pero Patricio Mora, gerente del espacio, lo desmiente. Dice que la elección no fue por el nombre de la calle, sino por la casa en sí, una construcción casi centenaria, "la última casa neobarroca de Santiago", en el barrio céntrico de Bellas Artes.

Carta de tapas y tragos, más algunos platos de comida casera con nombres de políticos chilenos (se come por unos 80 pesos argentinos). Clientela joven, universitaria; música desde Fabulosos Cadillacs hasta el punk británico de The Clash y el serbio Emir Kusturica. A pocas semanas de la apertura y casi sin publicidad, ni siquiera muy visible en las páginas de The Clinic , el bar-restaurante está lleno todas las noches.

Tiene capacidad para 220 personas distribuidas en un salón principal, un patio y pequeñas habitaciones. Uno de estos cuartos lleva el nombre de Daniel López, seguido de un número de cuenta bancaria. Recuerda, al estilo Clinic, una de las identidades falsas utilizadas por Pinochet para depositar grandes sumas en Estados Unidos.

"Le dedicamos un lugar especial a las cuentas en el exterior porque eso fue lo que curiosamente desengañó más a muchos chilenos acerca de Pinochet. Ahí se les cayó eso de que por lo menos no roba y tuvieron que aceptar la verdad con la cabeza gacha...", celebra Mora, exitoso en más de un sentido.

Las paredes del bar están pintadas con titulares al estilo políticamente incorrecto de The Clinic , a veces de difícil comprensión para un extraño a la coyuntura local (que no es el caso de los habitués, obviamente). Esta decoración tiene un sentido editorial: frases como Sebastián Piñera promete 100.000 empleos a niños chinos van cambiando periódicamente, igual que otros detalles. Como la figura religiosa de Marcelo Bielsa, DT argentino de la selección chilena, a la que los comensales podían rezarle o dejarle ofrendas durante el Mundial.

Como en las páginas de la revista, el principal ingrediente del variado menú de críticas y chistes es, cómo no, el presidente Piñera. De hecho, los mozos de The Clinic atienden luciendo unas camperas coloradas iguales a las que usa el mandatario. "Así, si alguna vez viene, los tratará de igual a igual", se ríe Mora, que reconoce que la llegada al poder de un hombre de la derecha (pocos días antes de la apertura del bar) le da mucha más letra tanto a la revista como a las paredes de su bar.

Piñera aún no pasó por The Clinic. Pero sí lo hizo una de sus hijas, Magdalena, la que criticó públicamente ("es un roto", dijo) a Bielsa por no haber saludado a su padre en su visita a la casa de gobierno con el resto del plantel al regresar de Sudáfrica.

También se acercaron al restaurante varios políticos. Es que muchos platos de la carta llevan sus nombres: ¿quién no tiene curiosidad por saber a qué comida se lo asocia?

Es difícil hablar con un chileno por estos días sin preguntarle dónde estaba el 27 de febrero, cuando el centro y el sur del país fueron sacudidos por un terremoto de 8.8. En su caso, Mora acababa de firmar el contrato por la propiedad donde abriría The Clinic. "Sólo pude volver a la casa dos días después, sin saber con qué me encontraría -recuerda-. Por suerte sólo había unas rajaduras en alguna pared, que decidimos dejar a la vista. Eso sí: postergamos la fiesta e inauguramos con perfil bajo, sin tanto ruido. No estábamos para grandes celebraciones."