

WILLEMSTAD.- El tiburón se acerca y abre su enorme boca. Se asoman los dientes, puntiagudos, afilados. Seguramente, es atraído por el olor de la sardinita muerta que uno de los chicos tiene en la mano, a tres metros bajo la superficie del mar. El animal parece hambriento. Nadie se asusta.
A la descripción de esta escena falta agregarle un pequeño detalle: entre el tiburón y los buzos hay un gran vidrio con diminutos agujeros por donde es posible alimentarlos.
Bucear entre peces de colores, manta rayas, y darles de comer a tiburones y tortugas marinas en la boca es una de las posibilidades que ofrece el Curaçao Seaaquarium.
La experiencia es sencilla, pero apasionante. Ideal para principiantes. Un instructor, trajes de neoprene, tanques y algunas explicaciones básicas es todo lo necesario para ir al agua por 45 minutos. En el acuario viven, en agua de mar, alrededor de 400 especies de peces que se pueden ver desde un observatorio debajo del agua.
Por el fondo del mar
Curaçao es el lugar ideal para bucear. El mar de la zona sur y suroeste se caracteriza por la presencia de grandes arrecifes de coloridos corales muy cerca de la costa. También hay cavernas subacuáticas -producto del origen volcánico de la isla- a las que se puede acceder sin ningún peligro, siempre que se tomen los recaudos necesarios.
Otra de las ventajas es la temperatura cálida del agua y la visibilidad subacuática, que alcanza los 30 metros.
Pero hay más. Como esta zona está alejada de los periódicos huracanes tan característicos del Caribe, la fauna no sufre daños. La gran diversidad y cantidad de animales hacen que sea casi imposible una inmersión sin estar rodeados de las más variadas especies. La isla ofrece más de 100 sitios recomendados para bucear. Si se prefiere descansar en tierra firme existen muchas playas para elegir, cada una con características propias. La gran mayoría está situada en la costa sur. Son pequeñas y de aguas muy calmas. Algunas son privadas o pertenecen a hoteles, pero se puede acceder a ellas pagando alrededor de dos dólares. También se pueden elegir algunos balnearios más alejados de la capital, íntimos, solitarios.
La zona suroeste despliega diminutas caletas custodiadas por rocas, lo que les da un aire romántico.
La costa norte es rocosa -casi no hay arena- y el mar tiene gran oleaje. En algunas playas, sólo los expertos en surf pueden despuntar el vicio.
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