Lo visité por primera vez en 2010, pero cada vez que lo recuerdo fantaseo con que fue un sueño. Hace un par de años me embarqué en un intercambio estudiantil en Inglaterra. Viví junto a un matrimonio de ingleses en Sidmouth, un pueblito muy tradicional al sur del país, y asistí a clases a un colegio para jóvenes extranjeros. Hasta ahí, un inolvidable viaje de aprendizaje y crecimiento personal. Pero cuando creí que todo estaba dado, la vida me sorprendió aún más. Un fin de semana, como quien no quiere la cosa, uno de los coordinadores del "International school" nos dice con su cordial inglés: "Conozcan el Eden Project'". ¿Por qué no hacerle caso?
Después de dos horas en micro por las angostas y espiraladas rutas de la zona, damos con un campo monstruoso. A primera vista, creí que estaba por entrar al set de grabación de alguna película de Steven Spielberg. Después, comprendí que era más que eso.
El "Proyecto Eden" -como es su traducción en español- es una de las reservas florales más grandes del mundo; es un complejo medioambiental de 50 hectáreas que conserva las más diversas especies de pasto, flores, yuyos y árboles del planeta entero. Y no exagero. Dos invernaderos, formados por más de tres cúpulas cada uno, albergan los biomas "tropical" y "mediterráneo". Desde el ordinario malvón que está plantado en mi jardín, hasta plantas de cultivo como el cacao y cataratas artificiales. La ambiciosa idea de sus creadores, allá por el 2000, fue justamente poder conservar en unos invernaderos todas las especies existentes.
Para esa altura del viaje, y después de acostumbrar mi cuerpo a los 5 grados de máxima que se respiraban en el exterior -fue uno de los inviernos más crudos de los últimos años-, me tiré de cabeza al bioma húmedo y caluroso. Ingresé por la puerta automática, respiré los 35 grados generados por un avanzado sistema de calor y caminé. Subí escaleras que simulaban pendientes montañosas, descubrí las flores más exóticas del Caribe, me encontré con otras que me eran más familiares, y seguí recorrido por el resto de las atracciones del complejo que tienen como lema "el desarrollo sostenible mediante el reciclaje y el cuidado ambiental". ¿Qué me llevé de esta experiencia? Un lápiz negro fabricado con cajitas de CD que vendían en el shop -composición orgánica que aún no logro comprender- y una sensación de futurismo imborrable a miles de kilómetros de casa.
Para quienes quieran conocerlo, "Eden Project" está ubicado en la península de Cornwall, en el extremo sudeste de Inglaterra (a unas cinco horas de Londres). La entrada cuesta 24 libras, algo así como 170 pesos argentinos.
Fernanda Brovia