

MONACO.- Tiene poco más de 36.000 habitantes. El 15% son monegascos y el resto, una mezcla de 120 nacionalidades. Estado soberano, reconocido por la comunidad internacional, es miembro de la ONU desde 1993 y figura entre los países más chicos del mundo. Para recorrerlo se necesitan pocos días; para disfrutarlo, semanas.
El lema de Mónaco es Deo Juvante, que significa con la gracia de Dios, y basta con dar un vistazo a sus paisajes para comprender que no hay mejor máxima que describa a este sitio entre el mar y la montaña, sobre las alturas de un peñón y con vista al Mediterráneo.
El paseo por las ciudades puede resultar algo dificultoso, si se tiene en cuenta que al estar en las alturas, para ir de una calle a otra hay que utilizar escaleras o incluso ascensores. Por momentos, estos niveles dan la sensación de pasear por un laberinto, con puertas, subidas y bajadas. Si bien las distancias son cortas, en este principado, que se camina de punta a punta en pocas horas, a veces (si no se lleva un buen mapa y se lo coloca en la posición correcta) se tarda más de la cuenta en llegar a ese lugar que aparenta ser tan cercano.
En un área de 1,95 km2 se ubican los cinco barrios que lo componen: la Villa de Mónaco, en el Rocher, es la ciudad vieja, donde se puede visitar el palacio de los Grimaldi, construido sobre el emplazamiento de una fortaleza edificada por los genoveses en 1215 y retocado en el Renacimiento. Allí se accede a las Salas del Trono y de la Corte de Honor pagando una entrada de 7 euros. Otro lugar aquí es el Museo de los Recuerdos Napoleónicos y Colección de los Archivos Históricos del Palacio, donde se encuentra una valiosa colección de más de mil objetos y documentos sobre el primer imperio. Su entrada cuesta 4 euros.
En el mismo barrio está el Museo Oceanográfico y Acuario. Fundado en 1910 por el príncipe Alberto I, tras once años de trabajo. Ofrece un espectáculo con una gran variedad de especies de peces y tiburones. Por último la catedral católica, construida en piedras blancas de La Turbie entre 1875 y 1884, en un estilo neorromántico también se ubica en este barrio monegasco.
La parte más nueva de la región es Fontvielle, un área ganada en gran parte al mar, con un importante centro comercial, al estilo de las grandes galerías. Este barrio cuenta con magníficos parques como el zoológico, el Jardín de las Esculturas con más de un centenar de obras de artistas contemporáneos, y la Rosaleda de la Princesa Gracia, donde se puede apreciar cerca de 4000 rosales de 150 variedades en una atmósfera calma y solitaria.
Escaleras y ascensores
El barrio del Jardín Exótico se encuentra en las alturas del peñón. En este jardín se aprecian millares de plantas llamadas suculentas, pagando una entrada de 6,90 euros.
Los mapas que entregan en las oficinas de Turismo locales llevan señalizadas las escaleras y los ascensores de la ciudad. Es importante prestarles atención para llegar sin perderse por el camino o aparecer dos niveles más abajo de lo buscado. En esta sección, llamada Moneghetti, también está el Parque de la Princesa Antonieta, destinado a niños con zonas de juegos, un minigolf y miniestadio.
El sector que rodea el puerto es La Condamine. Allí está el punto de partida del Grand Prix de Mónaco, circuito que se extiende hasta las calles de Monte Carlo. El recorrido de la competencia de Fórmula 1 está identificado por líneas en blanco y rojo que colorean los bordes del pavimento. En La Condamine se puede caminar por las peatonales, como Rue Princesse Caroline, tan típicas con sus bares en las calles, sus negocios de souvenirs y un estilo señorial.
Por último Monte Carlo, uno de los lugares más famosos de Mónaco, donde reluce de glamour y sofisticación el edificio de la Opera Casino. Esta obra de la belle époque fue inaugurada en 1863. Protagonista de las apuestas del mismísimo James Bond, cuenta con dos sectores: los salones europeos, con entradas de 10 euros, y los salones privados, donde para acceder hay que pagar 10 euros más y, claro, vestir de etiqueta. Por supuesto que no se permite entrar con calzado deportivo ni uniformes militares o religiosos. Al lado de este edificio se encuentra uno de los grandes hoteles de lujo del siglo XIX: el hotel París. Para quien quiera pasar la noche en esta verdadera leyenda que mezcla esplendor, modernidad y tradición, el precio por persona de una habitación es a partir de 410 euros.
Si bien el monegasco se estudia obligatoriamente en las escuelas, la lengua oficial es el francés, aunque también se comprenden y hablan el italiano e inglés. Esto facilita la comunicación y los pedidos de orientación cuando fuera necesario. La gente es muy amable y siempre bien dispuestos a ayudar a los turistas. Y hay algo importante que todo visitante debe saber: está prohibido pasearse por las calles de Mónaco en traje de baño y se exige una indumentaria correcta en los establecimientos públicos. Ojotas, fuera.
Para un argentino que viaje a estas ciudades hay dos lugares cuya visita es casi obligatoria. Uno queda en La Condamine. A la sombra de un árbol y de espaldas al puerto está la estatua de Juan Manuel Fangio (que en diversas oportunidades subió al podio del gran Premio de Mónaco), junto a su Mercedes W 196. El otro es en Monte Carlo. Siguiendo un camino paralelo a la playa, y muy cerca del casino, está el Promenade des Champions. Este es una especie de paseo de la fama deportivo, que rinde homenaje a los jugadores de fútbol más famosos del mundo. Por supuesto han dejado las huellas de sus pies varios argentinos: Alfredo Di Stéfano, Mario Kempes y Diego Maradona, entre otros jugadores conocidos internacionalmente.
A la hora de elegir un lindo lugar donde comer bien, el gobierno principesco se ocupó de clasificar oficialmente los restaurantes de su territorio, teniendo en cuenta el servicio y su nivel de encanto. Así, en el hotel París se recomienda comer en Louis XV, restaurante calificado de lujo que cuenta con tres estrellas Michelin (el precio promedio de una comida aquí es de 180 euros por persona). Otros lugares con clasificación Michelin son El Grill, El Vistamar y el Bar Bæuf & C, con una estrella cada uno y con un precio por plato en promedio de 85 euros. En La Rose des Vents se pueden degustar especialidades monegascas, y para saborear exquisiteces del mar está Saint Benoit, que ofrece una terraza panorámica para que la comida tenga el mejor escenario.
Entonces, por qué no, después de una tarde de caminatas y playa, programar la cena en uno de estos exquisitos restaurantes, un paseo por el puerto (repleto de yates y barcos monumentales), las calles iluminadas de Lamborghinis y Koenigseggs. Después, llegar al Casino, admirar sus salones, las esculturas, el atrio de mármol y oro, hasta ubicarse en la ruleta europea o en alguna mesa de póquer y ordenar un Martini skaken, not stirred.
María Fernanda Lago
LA NACION
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Datos útiles
Como llegar
- Por avión: hasta el aeropuerto de Niza, a 25 km. Desde ahí hay servicio de helicóptero (sólo tarda 6 minutos) o autobús que funciona entre las 9 y las 21.15. El trayecto es de 45 minutos y vale 26 euros el pasaje de ida y vuelta.
- Por tren: todos los trenes de la Costa Azul tienen parada en la estación de Mónaco.
- Por autopista: tomando la A 8, entre Niza y Mónaco, se puede tomar La Basse Corniche que bordea el mar, la Moyenne Corniche que atraviesa Eze Village, y La Grande Corniche que va por La Turbie y el Col dÉze.
Otras actividades
- Aire. Vuelos en helicóptero: hay propuestas de vuelos panorámicos con tarifas a partir de 55 euros, sobre la base de 4 personas como mínimo.
- Tierra. Recorridos en Ferrari: para los fanáticos de los autos y las carreras, hay agencias que proponen recorridos por el circuito del Gran Premio de Mónaco, en un Ferrari 360 F1 Spider o en un Ferrari 430 F1 Spider. Las tarifas son: 45 euros para ir de acompañante y 85 euros para ser el piloto.
- Mar. Barco Autobús eléctrico solar: paseos entre la Villa de Mónaco y Monte Carlo, sólo cuestan un euro ida y vuelta.
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