

Este plan para las vacaciones es saludable por donde se lo mire. En el restaurante Shangri-lá del Gran Hotel, la delicada gastronomía incluye sus platos fuertes, así como un menú para mantener el nivel del colesterol bajo control.
En las mesas buffet abundan las ensaladas, quesos y postres, y en la carta, especialidades en carnes, pastas y pescados bien condimentados, incluido el mahi-mahi de la isla de Pascua y variedad en mariscos.
En cuanto a la carta de vinos, se presenta una buena oportunidad para probar las mejores etiquetas chilenas. Y si de postres se trata, no hay que perderse la cena Volcán, en la que con música en vivo y desfile de mozos con coreografía, se sirve el Volcán Chillán, el postre típico del hotel. A diferencia del original, este volcán de merengue y helado se presenta lanzando llamaradas.
En un entorno tan verde, hogar de pájaros carpinteros, golondrinas, zorzales, águilas y cóndores, vale la pena dejar por un rato los baños de vapor azufrados y salir a disfrutar del aire puro de la montaña. Para eso, nada mejor que las caminatas.
Tanto por la mañana como por la tarde hay salidas organizadas por el grupo de animación del hotel, que también ofrece otro tipo de actividades, como gimnasia acuática, clases de yoga. Los amantes del golf también disponen de una cancha de 9 hoyos, rodeada por un bosque.
Una enorme piscina de agua dulce congrega a los que les gusta nadar y, a corta distancia, está el Parque de Aguas, para seguir al aire libre con la onda termal, con tobogán y juego para los chicos.
El verano de Chillán tiene días calurosos y templados. Es conveniente tener en cuenta, a la hora de hacer la valija, que las noches son frías y como ocurrió en diciembre último, es posible ser sorprendido al amanecer con una nevada que vista el paisaje de blanco.
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