
Un tour digno de una emperatriz
Cinco lugares para revivir la novelesca historia de Sisi por Europa
30 de abril de 2017

1. Possenhofen. Baviera, Alemania

A orillas del lago Starnberg
De los varios lugares que recuerdan en Europa a Sisi -o Sissi (como la popularizaron las películas con Romy Schneider)- el palacio de Possenhofen, en Baviera, es tal vez uno de los menos conocidos. Allí pasó su infancia Isabel Amalia Eugenia, duquesa de Baviera, hasta su mudanza a Viena cuando tuvo que casarse con Francisco José, porque "no se le dice que no a un emperador".
El Schloss Possenhofen -su nombre en alemán- fue construido sobre la orilla oeste del lago de Starnberg en 1537. Destruido durante la Guerra de los Treinta Años, fue reconstruido y mucho más tarde comprado por Maximiliano de Baviera -padre de Sisi- tres años antes del nacimiento de la futura emperatriz de Austria-Hungría. Vendido en el siglo XX por uno de los descendientes de la familia, funcionó como hospital, residencia infantil y taller, hasta que en los años 80 fue restaurado y se convirtió en una casa de departamentos.
No se puede visitar, pero en la cercana estación de tren de Possenhofen hay un pequeño museo sobre Sisi con estatuas, pinturas y réplicas de trajes. Un detalle: en la trilogía fílmica de Marischka el "Possi" que aparece no es el original sino el castillo de Fuschl, cerca de Salzburgo (hoy un hotel de lujo pero también con una exposición sobre las películas).
2. Ginebra y el Beau Rivage. Suiza

La estatua de Sisi, en la rotonda de Mont-Blanc
Paradójicamente los días de la rebelde Sisi terminaron a manos de un anarquista italiano, Luigi Lucheni, que vio en ella la encarnación de un imperio opresor. Fue a orillas del lago Lemán, el 10 de septiembre de 1898, cuando se disponía a subir a la embarcación Genève (que aún existe) para atravesar el lago rumbo a Montreux. Frente al barco, Lucheni la apuñaló: y aunque ella logró embarcar, poco después se vio la gravedad de sus heridas, que le causarían la muerte más tarde en su suite del hotel Beau Rivage de Ginebra.
Hoy en la habitación que ocupó Sisi (la suite se puede reservar) se conservan algunos de sus objetos personales, entre ellos una cinta de seda manchada de sangre. Una placa de bronce, a medio camino entre el puente del Mont-Blanc y el cruce con la rue des Alpes, recuerda el lugar del asesinato. En la rotonda de Mont-Blanc se encuentra también una estatua de la emperatriz, que la retrata delgadísima -tenía una obsesión con su figura- y con el abanico que le ocultó casi permanentemente el rostro en sus últimos años.
3. Madame Tussaud's. Viena
Sisi Uncovered Experience es la última novedad sobre Sisi en la que fue capital de su imperio. Esta vez se trata de una iniciativa de la sede vienesa de la célebre red de museos de cera, presentada recientemente en presencia de varios miembros de los Habsburgo. El objetivo es mostrar la vida de la emperatriz como una experiencia 5D.
El actor y realizador Leopold Altenburg, descendiente directo de Sisi, estuvo presente en la inauguración y dijo impresionado: "Me gustaron los contrastes mostrados sobre su vida: entre la joven emperatriz, que encontró su autoestima en la belleza, representada por la figura de cera, y la emperatriz madura, quebrada después de la muerte de su hijo, el príncipe Rodolfo". La experiencia combina aromas (como el de las calles de Viena en el siglo XIX), música, sonidos, sabores y kinestesia.
En la recepción están las estatuas de cera de Francisco José y Sisi, inspirada en el célebre retrato de Winterhalter y con su famosa cabellera (lleva un día entero lavarle la cabeza a la figura). En diciembre, para el 180° aniversario del nacimiento de la emperatriz, la estatua viajará por Austria y el mundo.
4. Schönbrunn. Viena
El antiguo palacio de verano de los Habsburgo -conocido como el "Versailles de Viena"- tiene su propio Museo Sisi, con objetos personales y retratos de Isabel de Wittelsbach. La muestra se centra en la vida privada de la emperatriz, sin desdeñar ninguno de sus aspectos más discutidos: desde su enfrentamiento con su suegra por el ceremonial de la corte hasta su obsesión con la delgadez y la belleza, además de su afición a la poesía y su permanente huida de la capital imperial hacia los extremos de Europa.
Aquí se encuentran sus retratos más célebres, incluyendo el de Winterhalter que la muestra en su época de esplendor. El museo conserva una réplica del vestido que usó en una fiesta antes de su casamiento, otra del vestido húngaro de la coronación, uno de sus trajes de verano, su caja de acuarelas y una reconstitución del vagón real que usaba para desplazarse lo más lejos posible de Viena.
También se muestran el vestido de luto y las joyas de azabache que usó tras la misteriosa muerte de su hijo, el príncipe heredero Rodolfo, junto a la adolescente Maria Vetsera en Mayerling. Se exhibe además la máscara mortuoria de la propia Sisi.
5. Gödöllö y Budapest. Hungría

La residencia favorita de Sisi, un palacio de verano en Hungría
Solidaria con la rebeldía húngara, Sisi amaba quedarse en Hungría tanto como detestaba quedarse en Viena. Su residencia favorita era el palacio de verano de Gödöllö, que había recibido como regalo cuando fue coronada, en 1867, reina de Hungría.
Fue construido por el conde Grassalkovich, que fuera amigo de la emperatriz María Teresa, en estilo barroco. Ampliado con el tiempo, sumó con los años una capilla rococó y un teatro, además de transformar su jardín francés en un jardín inglés (hoy abierto al público). Se visita en paseos guiados o en forma individual, así como las caballerizas, para asistir luego a un espectáculo ecuestre.
Buena parte de los objetos en el interior del palacio remiten a la figura de Sisi, muy querida en Hungría, que tiene en todo el país plazas, puentes y calles con su nombre. Al pie del puente Isabel, en Buda, hay también una estatua de la emperatriz.
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