Un viaje para hacerse los ratones

Con el encanto de los transatlánticos del pasado y el confort que la compañía es capaz de dar, el Disney Magic ofrece travesías de 3 y 4 días por las aguas de las islas Bahamas, visitando el puerto de Nassau hasta llegar a Castaway Cay, la isla tropical que la compañía adquirió.

La embarcación pesa 85 mil toneladas; tiene 875 camarotes con capacidad para alojar a 2400 pasajeros, de los cuales el 75 por ciento tiene ventanas o balcones al mar, y todos disponen de un 25 por ciento más de espacio que el promedio actual de la industria de cruceros.

El punto de partida es Puerto Cañaveral y dista una hora de Orlando. Este puerto privado, que rememora las décadas del 30 y el 40, también verá zarpar la segunda nave de Disney Cruise Line, el Disney Wonder, cuyo lanzamiento se prevé para mediados del año próximo.

Si bien la mayoría de los cruceros incluyen entretenimiento para los niños, este crucero está ideado para que la familia entera lo disfrute. Como todo producto con el sello Disney, el crucero fue creado con mucha imaginación y, por supuesto, con todos los motivos del ratón Mickey - esta vez vestido de marinero-.

Variedades de películas, que incluyen desde los clásicos animados hasta los últimos largometrajes, se proyectan en Buena Vista Theatre.

Los espectáculos musicales en vivo salen a escena en el Walt Disney Theatre con los personajes más adorados por el público: La Cenicienta, El Rey León, La Sirenita, Aladino y Hércules, por nombrar algunos. Un debut televisivo es posible tenerlo en el Studio Sea, que invita a jugar con toda la tecnología de avanzada.

Disney´s Oceaneer Adventure es la mayor área de diversión infantil ofrecida a bordo. Hay actividades programadas de 9 a 1, dirigidas por 50 animadores.

Para los chicos de 3 a 8 años hay áreas para correr, escalar y explorar; los de 8 a 12 pueden disfrutar al máximo de juegos electrónicos de pantallas gigantes y programas interactivos. Los adolescentes encuentran su lugar en Common Grounds, un bar bailable.

En la cubierta hay tres piscinas: Mickey´s Pool representa una cara gigante del ratoncito, cuyas orejas fueron destinadas a los chicos; Quit Cove Adult Pool es para los mayores y está circundada por varios jacuzzis, y Goffy´s Pool es para cualquiera que tenga ganas de darse una zambullida. Después del sol, nada mejor que acudir al Vista Spa para hacer gimnasia.

Para sorprenderse a cada instante, Disney Cruise Line organiza cenas rotativas. Sus huéspedes conocen, así, todos sus restaurantes y sabores.

Lumiere´s sirve comida francesa en un ambiente elegante e informal. Acentúa la decoración un mural de La Bella y la Bestia. La noche siguiente, Parrot Cay invita a descubrir las esencias de los platos típicos de Bahamas.

La tercera noche, Animator´s Palate realiza un tributo a la historia del mundo de Disney, que combina exquisita gastronomía con la tecnología: al tomar asiento, las paredes del recinto exhiben bocetos de los personajes animados en blanco y negro, y gradualmente comienzan a colorearse. La opción para la última velada es Palo, un restaurante cuya carta ofrece comidas del norte de Italia. Ofrece un ambiente tranquilo e íntimo porque es exclusivo para adultos. A los chicos los esperan los animadores para cenar en Topsider´s Buffet en Disney´s Oceaneer Adventure.

Que el crucero sea familiar no significa que los adultos se aburran. En las noches hay diversión para todos.

El Beat Street, reservado para padres y mayores de edad, es un complejo de entretenimiento que alberga tres salones y un centro de compras emplazados en un dinámico ambiente callejero.

Rockin´ Bar D, la zona más vibrante del Disney Magic, propone moverse al ritmo que ejecutan bandas de rock´n roll y country en vivo.

En el escenario de Off Beat tiene lugar la comedia, que luego de los shows se transforma en cantobar. Semejante al Hotel Carlyle de Nueva York, Sessions es un pianobar que permite disfrutar de una charla acompañada de un licor o café, acomodados en sus sillones.

Con tantos programas para entretenerse de la mañana a la noche, tampoco hay que olvidar que Disney Magic, como todo crucero, echa anclas en lugares para querer perderse y no ser encontrado nunca más.

La primer parada es el puerto de Nassau, donde hay tiempo suficiente para explorar el pasado colonial de la ciudad, hacer compras y hasta probar suerte en los casinos hasta la medianoche.

Más tarde, el timón marca el rumbo a Castaway Cay, la isla privada de Disney, de arenas prístinas y agua turquesa.

Es un paraíso de 404 hectáreas para ser disfrutado de la forma en que los pasajeros lo deseen: haciendo snorkeling, kayak, canotaje, paseando en bicicleta, jugando al voleibol o retirándose a una playa de un kilómetro y medio de extensión para relajarse en una colchoneta sobre el agua.

Si el broche final de una visita a los parques temáticos de Disney eran los deslumbrantes y ensordecedores fuegos artificiales, ahora se convierten en la antesala de una aventura inagotable de lujo y fantasía.