
A fines del siglo VII antes de Cristo, Jerusalén era ya sitio sagrado para judíos y cristianos. Fue entonces cuando Abd Al-Malik ibn Al Marwan, califa emblemático de la dinastía de los Omayyad, hizo que la ciudad también se convirtiese en santa para los descendientes de Mahoma; Jerusalén se transformó entonces en el tercer punto de confluencia para el peregrinaje islámico, después de La Meca y Medina.
El círculo quedaba cerrado, la ciudad del Rey David se convertía en la sede amada y disputada por las tres grandes religiones monoteístas de la historia; desde entonces allí están todos, judíos, cristianos y musulmanes, y sus muros gastados dan triste fe de cómo los hombres son capaces de luchar y matar en nombre de lo santo; ¿una paradoja, verdad?
A un paso del cielo Y si de dar fe se trata, los arquitectos de los califas Al Marwan y Al Walid nos dejaron, entre muchas otras obras y referencias, los dos monumentos más importantes del islam en Jerusalén, la Piedra, o como los británicos la denominaron, the Dome of the Rock , y la mezquita Al-Aqsa, levantada muy cerca del Templo de los Judíos, desde donde, según los islámicos, el Profeta partió hacia las alturas.
La historia podría continuar casi sin límites y como un espiral, pero esta historia, aunque al lector le parezca breve, demandó dos semanas de caminatas, miradas y conversaciones. Una de esas conversaciones fue especialmente extensa y fructífera. La tuve con mi amigo Kalidis, un griego que llegó a Jerusalén de vacaciones, hace quince años, y nunca más se fue. En Grecia se ganaba la vida en una empresa de seguros, pero un día decidió viajar hasta esta ciudad y aquí está, a veces trabajando en un hotel para turistas, a veces como fotógrafo y otras como intérprete de inglés y francés. "No me importa demasiado lo que tenga que hacer. Lo que vale es poder estar en Jerusalén. Cuando uno llega aquí nunca puede volver a su lugar de origen. Siempre te quedás en Jerusalén", -dijo Kalidis una tarde en la que la luz comenzaba a apagarse entre la magia de los cedros del Monte.
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