
Una tarde en lo de Clarita Lamas
En el pequeño pueblo de Hornaditas, a 17 km de Humahuaca, una notable anfitriona recibe visitantes por un día... o por seis meses
23 de enero de 2011

HORNADITAS.- La Argentina es un país algo periférico respecto del gran orden mundial. Jujuy es una de sus provincias más pequeñas. Hornaditas es un mínimo caserío jujeño, 17 kilómetros al norte de Humahuaca. Y la casa de Clara y Héctor Lamas queda en las afueras de Hornaditas.
Casi nadie en el mundo y poca gente en la Argentina sabe de la existencia de Hornaditas, ni mucho menos de sus suburbios. Hay que activar mucho el zoom en el mapa hasta llegar a este rancho. Y, sin embargo, Clara y Héctor se las están arreglando para dejar una huella en su comunidad y también en viajeros de otras partes de la Argentina y del planeta.
Todo empezó hace unos ocho años, cuando a Clarita, como la conocen en el pueblo, se le ocurrió que podría recibir a turistas en su modesto rancho junto al río Grande, en el dramático y a la vez suspendido paisaje humahuaqueño. No tenía habitaciones para huéspedes ni había estudiado turismo en Suiza ni en Buenos Aires ni en San Salvador de Jujuy ni en Hornaditas. Pero tenía ganas.
Desde su rincón, escondido del resto del mundo, empezó a hacer contactos y a buscarle la vuelta al asunto. Les propuso a varios hoteles de Humahuaca y de Tilcara que le mandaran gente para pasar el día y vivir una experiencia de turismo rural, como una excursión diferente.
En Tilcara no tuvo mucho éxito, pero de Humahuaca empezaron a enviarle turistas, de a poco. Primero, unos chicos porteños. Después, alguna familia cordobesa. Más tarde, unos estudiantes franceses, un mochilero canadiense...
Siete camas
Cuando se habla de turismo rural en la Argentina se piensa más bien en una jornada de campo en un noble casco bonaerense rodeado de arboledas diseñadas por Carlos Thays, entre gauchos producidos y muebles que algún bisabuelo trajo de Francia.
Clara, tan bajita como inquieta y risueña, entendía por turismo rural algo un poco distinto: compartir con las visitas el cuidado de sus cabras, el teñido de la lana, la preparación del queso, un asado, un mate cocido, la recolección de yuyos medicinales en el monte, larguísimas caminatas por la montaña y cualquier otro ingrediente de la sencilla rutina familiar.
No se podría decir que antes de empezar la emprendedora tuviera más que cierta debilidad por las personas y por el hecho de compartir. Pero la verdad es que eso solo le alcanzó para encauzar uno de los proyectos turísticos más simples, originales y exitosos de Humahuaca, de Jujuy y probablemente de la Argentina.
En las siete camas con las que hoy cuentan, los Lamas han tenido huéspedes por un día y también por cinco meses. "¡Una chica francesa ya estuvo acá seis veces! Y una familia porteña viene hasta dos veces por año", cuenta Clarita, dueña de un entusiasmo imparable, poco habitual. "Nosotros los recibimos, pero no cambiamos nada de lo que hacemos normalmente -explica mientras sirve un té de rica-rica en su cocina-: las visitas nos acompañan tanto a ordeñar las cabras como al velorio de un vecino"
No hubo muchos más cambios en el rancho. Con ayuda de algún vecino, Héctor Lamas levantó una habitación más y colocó accesorios hasta ahora ausentes en el cuarto de baño. Pero no instaló ninguna señalización identificatoria del sitio, ni siquiera sobre la ruta. "El que tiene que llegar, llega -razona Clara-. Los tatas guían al que viene con buenas intenciones y no dejan llegar al que viene con malos pensamientos."
Cocinas, sí; libros también
El año último, Clarita decidió que le vendría muy bien contar con una cocina solar en el rancho. Era muy conveniente, en términos prácticos, económicos y ecológicos. Y, además, sería muy interesante para mostrársela a las visitas.
Rastreó entonces a un francés que las fabrica y vende en Salta. "Nos encontramos en la terminal de colectivos. Pero cuando me dijo el precio de las cocinas, le contesté que para nosotros era imposible de pagar. Y enseguida me propuso algo: si yo conseguía los materiales, él vendría a Hornaditas a enseñarnos cómo armar la cocina solar nosotros mismos."
Hoy, en la casa de los Lamas se prepara desde el pan hasta el asado en la famosa cocina solar. Pero el efecto de las obsesiones de Clarita suele amplificarse: por lo tanto, en el pueblo de Hornaditas hay otros 49 aparatos similares, casi tantos como casas.
Después se encontró con que muchos turistas, al partir, solían dejarle sus libros en el rancho. Pensó entonces que si juntaba más ya tendría una biblioteca para Hornaditas. "Así que cuando me preguntaban si necesitábamos algo en el pueblo, empecé a decir que nos vendrían bien los libros. Ahora ya tenemos 3000 en una salita que se hizo especialmente. Aceptamos todo tipo de libros y si nos llega uno repetido, lo donamos a otra comunidad", resume sin disimular su orgullo y hasta canchereando un poco. Si Clarita hubiera nacido en Estados Unidos y hubiera ido a Harvard, ¿habría inventado Facebook?
No hay derecho
Con el mismo empuje, su preocupación ahora pasa por los aspectos legales de la actividad. "No hay legislación para lo que hacemos. No puede ser que se nos pida lo mismo que a un hotel o a una estancia. Lo que hacemos nosotros es muy distinto, cualquiera se da cuenta. No se puede pretender que tengamos toda la ropa de cama igual...", es su descargo a propósito de los estándares de hotelería, que, le han advertido, podrían exigirle formalmente. "Es como con los tejidos: acá cada mujer teje a su manera, como lo aprendió de su madre y de su abuela -dice-. Para mí es lo mismo: yo recibo a la gente como mejor sé."
DATOS ÚTILES
- Casa Familiar Clarita y Héctor Lamas: se encuentra a 200 metros de la ruta 9 a la altura de Hornaditas, 17 kilómetros al norte de Humahuaca. Se puede pasar el día, comer, hacer caminatas o alojarse allí varias noches. Contacto: (03887) 15630537. clara_hornaditas_04@hotmail.com
- Alojamiento en Tilcara: Patio Alto. Habitaciones desde 360 pesos (con impuestos, desayuno e Internet). También, camas en habitaciones compartidas, tipo hostel, por 98 pesos. www.patioalto.com.ar
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