
Con 553 metros, el doble que la Torre Eiffel, la CN Tower es un símbolo de la ciudad. Si bien pierde ahora su récord de edificio más alto del mundo con la inauguración del Burj Al Arab, en Dubai, sus virtudes no se alteran. Es imperdible subir al mirador, en un ascensor que tarda 61 segundos, a 22 kilómetros por hora. Y si es posible, comer en su restaurante giratorio, que completa la vuelta en 72 minutos, lo suficientemente lento como para disfrutar de la comida, aunque sin abusar de los buenos vinos. La bodega mantiene su récord de ser la más alta del mundo. Comer cuesta unos US$ 150 para dos personas.
El mejor souvenir es la foto sobre los pisos de vidrio, que permiten ver la calle. No hay riesgo: resisten 22 elefantes, aseguran.
No se encienden todas las luces de la torre con el objetivo de ahorrar energía y no distraer la migración de aves. Pero se prenden las suficientes como para brindar un espectáculo único para disfrutar desde cualquier punto de la ciudad.
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