
Con Pedro, a veces, hacemos eso de ver tele cada uno en su cama y comentar. Minutos y minutos de silencio a tarifa Telecom, pero hay ciertas cosas que las tenés que ver acompañada (aunque no lo estés) porque si no, no tienen gracia.
-Poné América.
Y yo, generalmente, sigo preguntando qué número le coresponde o:
-Ya A&E, los acumuladores compulsivos como vos, nena.
Pero, generalmente, son mejores recomendaciones como "arrancando los Borgia" o "JFK en HBO empalmando con los Kennedy" y así. Si no, son horas viendo un documental de oraguntanes huérfanos, delfines que desarrollaron el hidroplanismo para atrapar peces en no sé qué costa o la temporada 2 de Mad Men que es nuestra preferida. Nada se compara a ver tele con Pedro; en eso pierde el machismo empedernido y escucha todas tus recomendaciones (a menos que estén jugando Central o los Pumas).
Anoche lo llamo para una de nuestras sesiones de tevé en stereo y recibo un:
-Eh, no puedo hablar, estoy con alguien. Mañana hablamos.
¡Chan! Pedro tiene una mina. Que duerme ahí.
Hoy llegué tarde a la agencia y apenas un:
-¿De vuelta? ¿Te sentís mejor?
-Sí, sí. Gracias.
Y se encerró en su reunión. Ya investigaré un poco, odio que se haga el misterioso y no cuente. En eso es un clásico varón.
SEGUIR LEYENDO


Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca

MasterChef Argentina: el paso a paso para hacer la receta del risotto
