Verona, romántica hasta en los balcones
Apodada Pequeña Roma por la belleza de sus monumentos y por su antiguo protagonismo político, la ciudad de la región del Veneto es célebre como escenario de la tragedia de Romeo y Julieta, pero su encanto va más allá de lo literario
31 de julio de 2011
VERONA (El Nuevo Día/GDA).- Basta poner un pie en esta pequeña ciudad entre colinas y a orillas del ondulante río Adagio para respirar un aire diferente y relajado. La Verona de Romeo y Julieta es una de esas mágicas ciudades italianas -distinguida y sencilla a la vez- que marcan.
Mítica y célebre por la tragedia de William Shakespeare, Verona, en la región del Véneto, es uno de los lugares más bellos del norte de Italia. No sólo es bonita, sino que está cerca de grandes destinos como Venecia, Milán y el famoso lago de Garda.
Desde que los jóvenes amantes fueron inmortalizados, Verona ha quedado envuelta en un eterno halo romántico. Vaya donde vaya en el camino siempre hay algo que llama la atención: una escultura, un edificio, una ventana o simplemente una vidriera.
Todo es un deleite para la vista. Los veroneses lo saben y pasean tranquilamente por sus callejuelas con un lindo ritmo en los pies. Verona, sin duda, vive sin prisa y en un mundo que parece haberse detenido en el tiempo de los Montesco y Capuleto.
Las vueltas y los avatares de la historia han moldeado a muchas ciudades de la vieja Europa. Verona no escapa a esta condición. Cada época ha dejado aquí su huella. Sus orígenes se remontan a los antiguos pueblos indoeuropeos hasta que, en el 216 a.C., tuvo lugar el primer contacto importante con el mundo romano, convirtiéndose en un municipio del imperio en el siglo I a.C.
De esa época viene el apodo de Pequeña Roma dado por la belleza de sus monumentos y por su importancia política en el norte de la región. Luego llegarían los ostrogodos -pueblo de origen germano- y finalmente los longobardos, pueblo belicoso que habitó la zona de la Lombardía, entre los Alpes y el valle del Po. Bajo el reinado de Alboino -alrededor del 568-, Verona fue ungida primera capital del reino longobardo en Italia hasta que Desiderio, el último rey, fue derrotado por Carlomagno en 774. Y tal era la fascinación por la pequeña localidad que el hijo del gran emperador la escogió para establecer su residencia.
Movida cultural
Siendo un municipio libre durante la tardía Edad Media, Verona alcanzó su máximo esplendor en los tiempos de los Scaligeri. Durante el señorío de esta familia la ciudad embelleció, se transformó completamente.
En esta época, también se generó un importante movimiento artístico y cultural que atrajo a numerosos artistas y poetas, entre ellos, Dante Alighieri, Petrarca y Giotto. Los aristócratas Scaligeri levantaron en el siglo XIV su imponente castillo-fortaleza, con un magnífico fuerte y pasarela sobre el Adagio.
Hoy el Castello es el Museo Cívico d'Arte, donde se exhiben pinturas y esculturas de Pisanello, Stefano da Verona, Giordano, Tiziano y Tintoretto. Y es justamente en ese tiempo cuando florece la historia de Romeo y Julieta. Si bien Shakespeare fue el responsable de eternizarla, el relato original fue escrito por Luigi da Porto, de Vicenza, en 1520, con el nombre deHistoria novellamente ritrovata di due nobili amanti. Otro escritor, Matteo Bandello, la adaptó y bautizó Romeo e Giulietta. Y en esta versión se basó Shakespeare para su famosa obra, que se representó por primera vez el 29 de enero de 1595.
Durante el Renacimiento, la ciudad pasó a formar parte de la República de Venecia, compartiendo su esplendor tanto en el arte como en la vida social. Las grandes familias de la nobleza y de la nueva burguesía mercantil la enriquecieron con jardines, edificios, villas e iglesias, promoviendo así el desarrollo económico, artístico y social.
Con la caída de la república y la llegada de Napoleón, Verona y sus alrededores se convirtieron en punto estratégico del panorama internacional y en escenario de muchas batallas. Luego vendría el imperio austríaco hasta que finalmente, en 1866, se convirtió en una ciudad italiana.
Anfiteatro romano
La Arena de Verona, el anfiteatro romano, es famoso por las grandes óperas que se presentan allí cada verano. Además es reconocido por ser una de las estructuras mejor conservadas de su estilo -desde el año 30 a.C.- y por ser el tercer anfiteatro romano más grande del mundo. Según los historiadores, los juegos que allí se hacían eran tan suntuosos que los espectadores recorrían grandes distancias para presenciarlos.
La fachada original era de piedra caliza, blanca y rosa, pero luego de un terremoto en 1117 -que casi destruye el anillo exterior- la Arena pasó a ser una cantera. Afortunadamente, durante el Renacimiento se restauró y recuperó como teatro. Más tarde, en 1913, y debido a su excelente acústica, fue el escenario elegido para óperas.
Además de la Arena hay dos construcciones romanas más: la más antigua es el Puente Pietra, cuyos arcos unen las dos orillas del río. Este puente, que marca el nacimiento de la ciudad, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada la contienda se reconstruyó con parte de los restos encontrados en el lecho del río. La tarea llevó nada menos que veinte años.
La otra construcción es el antiguo foro romano que, durante el Medievo, se transformó en Plaza del Mercado y con el Renacimiento fue adornada con hermosos frescos y una alta torre de reloj. Hoy este espacio es la siempre animada Piazza Erbe (Plaza de las Hierbas).
Es el corazón de la ciudad: allí se mezclan los puestos de frutas, suvenires y demás objetos con gran cantidad de mesas de cafés donde tanto locales como turistas simplemente gozan un buen momento.
Montescos, Capuletos, turistas
"En la hermosa Verona, donde colocamos nuestra escena, dos familias de igual nobleza, arrastradas por antiguos odios, se entregan a nuevas turbulencias, en que la sangre patricia mancha las patricias manos. De la raza fatal de estos dos enemigos vino al mundo, con hado funesto, una pareja amante, cuya infeliz, lastimosa ruina llevara también a la tumba las disensiones de sus parientes."
¿Quién no se ha identificado con los personajes de la inolvidable Romeo y Julieta ? Y luego de tanto drama y pasión, ¿cómo no visitar el mítico balcón de los encuentros?
Poco importa saber la veracidad de la historia. Lo cierto es que en la casa que se dice de Julieta -en una posada restaurada del siglo XIII, en la Vía Cappelo 27- efectivamente vivió la familia Capuleto y existían rivalidades importantes entre la mayoría de las familias de Verona.
Al arribar a la legendaria casa y antes de llegar al patio donde se ve el balcón y una estatua de Julieta -la tradición dice que hay que tocarle uno de los pechos para que el amor perdure- se atraviesa un pequeño pasaje cubierto. Allí es sorprendente ver los miles y miles de trozos de papel de todo tamaño y color que se amontonan unos sobre otros -muchos pegados con chicle- transformando este pasaje en una suerte de túnel del amor. Visitantes de todas las edades estampan sus deseos y se sacan fotos en este gigantesco collage.