
LAS LEÑAS.- Dentro del snowbus se respira un aire diferente. Un clima de exaltación se refleja en las risas ansiosas, y hasta un tanto nerviosas, por lo que se viene. La máquina avanza implacable hacia arriba atravesando la nieve profunda. La expedición ya está en marcha y los diez tripulantes van uniéndose en una suerte de equipo con una misma misión: soltarse en una bajada épica por una montaña inmaculada.
“El Extreme Expedition nace como la posibilidad abrir al público las puertas de ese paraíso tan recóndito que estaba reservado sólo para algunos profesionales”, cuenta Fernando Passano, coordinador de las actividades de montaña. Son travesías que permiten acceder a lugares de la montaña mediante el uso de modernos ratracks (máquinas pisanieve con cabina) que pueden transportar entre ocho y diez esquiadores y se alejan hasta veinte kilómetros del centro de esquí para llegar a lugares como Valle Hermoso, el Collar y el soldado. Siempre bajo la supervisión de experimentados guías y un pistero socorrista. “La seguridad es lo más importante”, afirma Fernando.
Cada situación es nueva en la Extreme Expedition, desde salir de la cabina y recibir las tablas en lo alto de la ladera, hasta escuchar las comunicaciones por radio del pistero dando los permisos. El guía camina adelante hasta el punto de partida y su confianza relaja a los más novatos. Un chequeo del manto de nieve nos confirmó que las condiciones estaban ideales para esta expedición a El Collar: nieve polvo y ni una sola huella.
El equipo se reúne para una última charla y cada detalle está cuidado para que la única sensación que reine sea la de disfrutar a pleno la magia de la nieve. “Este mar blanco espumoso hace que las bajadas queden grabadas en el alma”, asegura Fernando.
Pero la magia, especialmente en lugares como Valle Hermoso, está en acceder a un paisaje definitivamente incontaminado tanto acústica como visualmente, donde aparecen los ocultos habitantes de la nieve y donde no es raro ver pasar liebres, zorros y también las huellas de algún puma que merodea la zona. Águilas moras y cóndores, que ven pasar a los esquiadores, completan el escenario.
La bajada se divide en tres partes y cada integrante del grupo maneja sus tiempos sin que nadie tenga que apurarse. Un patrullero de pistas acompaña al grupo siguiendo atento desde atrás. La vista es impactante, el valle queda minúsculo en el fondo y una inmensa sabana blanca parece implorar que los diez afortunados le dibujen sus vueltas por encima. Ya no hay más palabras, sólo queda una pura experiencia alucinante.
Privilegios de la altura
En Valle Hermoso la nieve polvo dura mucho tiempo y permite bajar por zonas vírgenes. Considerado a nivel mundial como una de las mecas del fuera de pista, Las Leñas tiene 17.500 hectáreas de dominio esquiable e infinitas posibilidades para deslizarse por lugares impresionantes. Su altura, entre 2.200 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, genera características de humedad muy especiales. “Los que estamos en la organización no perdemos la capacidad de asombro y cuando el ratrack se pone en marcha, igual sentís que el corazón comienza a latir más fuerte”, se sincera Fernando Passano, coordinador de las actividades de montaña.
Por Marcelo Rosental
Para LA NACION
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