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¡Vive la différence!

28 de octubre de 2011 • 11:39

-¿Y vos le contaste a los chicos?

-Poco, sí, en general, están al tanto, qué se yo, mirá lo que me preguntás...

-¿Pero ni al Negro?

No puedo creer esta manía masculina de la reserva extrema. Que Pedro no le haya contado al Negro que es su íntimo, intimísimo amigo desde que tienen 7 y uno de los rosarinos que no sólo vive en Buenos Aires sino a la vuelta de su casa, por lo menos me sorprende. Se lo digo, con toda una explicación largísima acerca de las mujeres y los hombres, como las mujeres contamos todo y que si no lo cuento "no sucedió" y bla y bla y Pedro que se limita a reírse.

-Es que no me das tiempo a contarle nada a nadie. Entre lo que hablás y que después me tenés secuestrado en esta cama es imposible.

Se ríe más fuerte, tanto que el almohadonazo le rebota justo con la boca abierta cuando se lo tiro.

-Dale, nene, en serio te digo, no jodas, me parece raro, posta.

Me devuelve almohadonazo (con el que casi voltea la lámpara de mi mesa de luz) y se termina el tema. O eso cree.

Son así, mientras una mina les gusta pero no es "su" mina, se puede hablar libremente de sus tetas, culo, malabares sexuales. Ahora, en cuanto pasa de categoría, nunca más se dice nada. Claro que lo que me intriga a mí no es si habló con el Negro de mis lolas ni mucho menos, en realidad quiero saber si el Negro sabe que estamos saliendo, y qué dijo, si se alegró, si le dijo "por fin, nene" o todo lo contrario.

-Narcisista. Vos querés saber qué dijo de vos.

-¡No!

No la entiende. Si supiese que las chicas siguieron el minuto a minuto como si fuesen de la producción de Tinelli... Eso y otros detalles (no tan "pequeños").

Las minas hablamos, los tipos se callan. Debe ser regla. No discuto más ni elaboro teorías al respecto. Disfruto y ¡Vive la différence en todo caso!

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