
Wimbledon aspira al título de mejor museo del tenis
Para el torneo que empezará mañana, una nueva muestra permanente
25 de junio de 2006

A Spencer Gore, primer campeón de Wimbledon, en 1877, le gustaba más el cricket que el tenis. Así y todo, le alcanzó para llegar a la final, entre 21 jugadores, y ganar ante 200 espectadores que presenciaron el momento histórico en el emergente All Engand Croquet Club, de lo que entonces era un suburbio londinense.
Esos y muchos más datos, además de recuerdos de todo tipo, pueden hacerles pasar un gran día a los más aficionados al tenis que lleguen al Wimbledon Lawn Tennis Museum, justamente en el mismo predio donde mañana comenzará una nueva edición del prestigioso torneo sobre césped, este año algo opacado por el Mundial de otro invento inglés con pelota.
El club se mudó de su antigua ubicación en Worple Road a la actual, más cerca del Wimbledon Park, y el Grand Slam se juega desde el siglo XIX. El museo tiene también sus años, pero el 12 de abril último, el duque de Kent inauguró sus nuevas instalaciones, con el mismo atractivo histórico y flamante tecnología.
Frutillas con crema
Es muy fácil llegar. Más aún en un día soleado, con ganas de caminar aproximadamente un kilómetro, porque entonces basta con llegar en el underground línea District (desde el centro de Londres se necesita el pase más caro) a la estación Southfields. Si llueve, se puede tomar el bus 493. Pero, seguro, es mucho mejor caminar entre el parque y una línea de viviendas que son la materialización exacta del tópico casita inglesa . De paso, se puede intentar corroborar lo que publicó hace un par de semanas el periodista Stephen Moss en The Guardian: que la escasés de buenos jugadores en ese parque es una muestra de que "los ingleses no llevan el tenis en la sangre". "De Wimbledon, al público le interesa el evento más que el deporte -escribió-, y el museo da cuenta de esto, exhibiendo champagne, ball boys y un montón de glamorosas mujeres con sombrero, pero ningún buen smash ".
Volviendo a lo de la caminata y el buen clima, hay que decir que el trayecto sugerido no es necesariamente viable la mayoría de las veces, en particular durante The Championships : la lluvia es otra de las tradiciones de Wimbledon, igual que las frutillas con crema. El museo así lo reconoce con una sección especial, donde se ven diversos proyectos de ingeniería para techar el court central y terminar de una vez con el problema. Hasta hay chistes sobre la cuestión, como el de Robert Thompson, de 1960, donde un ángel ve a Dios en plena tarea de producir lluvia y concluye: Mañana empieza Wimbledon .
El fantasma de McEnroe
En aquel primer certamen de 1877 había un cartel en el club que prohibía a los señores jugar con mangas cortas en presencia de público femenino. No hace falta ver a las hermanas Williams para entender que las cosas han cambiado mucho y que lo de deporte blanco puede quedar en todo caso para el juego favorito de Spencer Gore (por ahora; ver si no el peinado de Kevin Pietersen). Entre cientos de antiguos objetos tenísticos, al Museo de Wimbledon no le faltan trajes victorianos, blanquísimos y apenas deportivos, a rayas y ceremoniales, con su evolución hasta la llegada de Fred Perry y Lacoste.
A propósito, Fred Perry, el jugador, no la marca de ropa, fue triple campeón de Wimbledon y, desde 1984 (en conmemoración de los 50 años de su primer título), tiene una estatua en el All England Lawn Tennis Club. Otro legendario triple campeón, John McEnroe, en cambio, tiene desde abril último un homenaje más moderno: una especie de holograma en movimiento y en tamaño natural, que habla de tenis con el visitante y que es una de las novedades más curiosas en el museo.
Otra de las incorporaciones es una gran pantalla de cine envolvente donde se ven como nunca imágenes de Cancha 1. Para mejor, después del recorrido histórico, anecdótico y estadístico, la entrada al museo da derecho a acceder al court central, la sala de prensa y los jardines.
Son muchas las tradiciones alrededor del club, que incluyen hasta halcones para evitar que otras aves arruinen el césped. Pero lamentablemente no está entre ellas que los argentinos se lleven el título. No obstante, para moderada satisfacción de sus compatriotas, en el museo hay información e imágenes de Gabriela Sabatini, Guillermo Vilas y David Nalbandian que, quién sabe, como uno de los favoritos quizás a partir de mañana se gane un espacio más amplio en las vitrinas de Wimbledon.
Datos útiles
Cómo llegar
Con la línea District del underground londinense, hacia el Sur, hasta la estación Southfields. Desde allí, se puede tomar el bus 493, o caminar 1 km siguiendo la señalización.
Entrada y horarios
Abre de 10.30 a 17. Entrada, para adultos, 7,50 libras (en días de torneo, acceso exclusivo para espectadores).
En Internet
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