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Una pequeña nación africana es la nueva sensación de Lonely Planet. Yibuti entró en el top ten de los mejores lugares para visitar en 2018. Es que hay pocos sitios que reúnan tantos paisajes surrealistas como este país: llanuras hundidas, rocas volcánicas, grietas gigantes, lagos salados y volcanes inactivos son algunas de las cosas que se pueden ver en Yibuti. Para los ecoturistas y los que quieran conocer la vida de las tribus nómades, este es el lugar.
Con forma de C, alrededor del Golfo de Tadjoura entre Etiopía, Eritrea y Somalia, Yibuti fue una colonia francesa y árabe y se constituyó como nación independiente hace 40 años. El turismo, como su independencia, es relativamente nueva. El paisaje geológico natural del país atrae a los amantes de la aventura con sus montañas y su historia prehistórica. Las rocas y los cráteres que surcan sus tierras son la perdición de arqueólogos y fanáticos de los deportes extremos.

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Pero además de su historia, ¿por qué Lonely Planet la eligió como uno de los mejores destinos para visitar? Según la revista, Yibuti está en un proceso de desprendimiento en tres placas tectónicas, con un desierto sacado de una película de ciencia ficción y lagos surcados por enormes cristales de sal. Básicamente, unas vacaciones en este país podrían ser como visitar un set de Star Wars.
El lago Assal es uno de los lugares más “alienígenas” del mundo. Para los visitantes que quieran meterse en aguas termales, este lago les va a resultar un problema. Siendo el segundo cuerpo de agua más salado del mundo, el tercer punto más profundo de la tierra y la mayor reserva de sal, Assal es una suerte de pileta apta para los que olvidaron sus clases de natación ya que es imposible sumergirse en estas aguas verdes.

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El paisaje de Yibuti es, sin dudas, impresionante. Con las playas incrustadas de sal, las enormes rocas negras y las fisuras gigantescas, este paraíso nunca se recompuso de la erupción de Ardoukoba. Los locales todavía le tienen miedo al hervor de la lava bajo sus pies aunque la última vez que el volcán estuvo activo fue hace más de 3 mil años.
Los fanáticos del turismo acuático también tienen un lugar en Yubuti. El país africano es uno de los mejores destinos para nadar con tiburones ballena. Nadar con estos animales es como mirar pasar a un tren: estos peces omnívoros son enormes, y muy gentiles. El tour consiste en subirse a un bote pequeño, navegar hasta alta mar y saltar a lo desconocido. Solo para valientes.

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A pesar del turismo, Yibuti siempre fue un puerto donde diferentes culturas e imperios chocaban. Una mezcla de influencias africanas, árabes y francesas le dan a la ciudad una sensación de Viejo Mundo. Las grandes marcas todavía no cooptaron el centro comercial: la venta sigue siendo de la producción artesanal de los locales. Es bastante seguro para caminar, aunque es fácil perderse en sus ciudades. Los restaurantes estilo francés se mezclan con los carros de comida al paso donde frutas tropicales se apilan.
El centro se divide en dos. En el barrio más africano hay una mezquita llamada Hamoudi, el edificio emblemático de la ciudad, donde vendedores artesanales ofrecen desde piedras hasta suvenires de madera. En el barrio europeo, los cafés y los restaurantes rebalsan alrededor de la plaza Ménélik. Los hoteles caros están en el punto más prominente del golfo de la ciudad. Acá podés desayunar al estilo francés como también apostar en los casinos locales. El karaoke es una de las actividades favoritas de los locales y no es raro encontrar bares con televisores enormes preparados para recibir a los que se animen a cantar sus temas favoritos.
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