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Relaciones: qué pasa detrás del sentimiento de que nadie nos elije

Junto a una psicóloga y un testimonio en primera persona, hablamos de la mochila cultural, de la checklist social y de las emociones que desata el sentirse la “no elegida”.


Relaciones: qué pasa detrás del sentimiento de que nadie nos elije.

Relaciones: qué pasa detrás del sentimiento de que nadie nos elije. - Créditos: Getty.



En este siglo, hablar de soltería y soledad no es una novedad. Es que, cada vez más, la cantidad de personas que sueñan con casarse disminuye , al mismo tiempo en que se fueron habilitando espacios para que exista la pregunta de si, por ejemplo, realmente desean tener hijos. Por otro lado, las parejas basadas en vínculos más abiertos o la posibilidad de no establecer relaciones formales, así como el valor de pasar tiempo a solas, fueron normalizándose.

Sin embargo, en este contexto, hay algo de lo que mucho no se habla: “Nunca tuve novio. Yo pensaba que para esta edad no solo iba a tener novio, sino que sería con quien construiría una vida, proyectos, una familia. Y que ni siquiera iba a ser el primero”, cuenta Clara de 27 años. Con un tono de desilusión en su voz, comparte que ella es consciente de lo que dice, pero no puede evitar la decepción de nunca haber tenido pareja: “No debería sentir esto, pero lo siento”. 

El peso de la checklist social

Todas lo sabemos: llega una edad en la que parece inevitable empezar a recibir ciertos comentarios desafortunados que no hacen más que potenciar la autocrítica y la comparación. “Al no haber tenido ni una pareja formal, todo ese deseo se cae y es difícil”, describe Clara, cuando charlamos sobre sus sentimientos, esos que no le permiten sentirse feliz, satisfecha consigo misma en este aspecto de su vida.

Tal como explica la psicóloga Paula Mayorga, los jóvenes de entre 20 y 30 años cargan una mochila cultural: “Hay cierto apuro de ir viviendo algunas cosas que la sociedad impone y que se nota en el tipo de preguntas que hacen”.

Aparece el concepto de “checklist social”, que engloba todo lo que “se supone que el entorno espera de uno”. Por un lado, aclara, que hay algo positivo en el proceso, y que es normal y evolutivo, ya que empieza a cobrar importancia el espacio de la intimidad. Pero, por el otro, cuando la expectativa se atrasa, a las personas que nunca tuvieron pareja les da vergüenza porque piensan que el otro va a pensar “a vos no te elige nadie” o “debe estar medio jodida”.

El arquetipo de la solterona, “de la no elegida”, es un peso que ejerce mucha presión y nubla la visión. La terapeuta señala que el no haber tenido pareja influye en que las personas se sientan “avergonzadas o culpables”, porque “creen que tienen algún defecto que les impide cumplir ese deseo”.

La infelicidad se expande

“Me siento sola”, nos dice Clara. Una de las frases que se repite con frecuencia entre los pacientes de la psicóloga. Y ella intenta desarmar esa creencia: “Si la persona se siente infeliz porque no tiene pareja es porque evidentemente no está pudiendo valorar las otras áreas de su vida”.

La psicóloga señala que la vida es como un gráfico de barras, en donde algunas pueden estar más altas, como pueden ser la amistad o lo laboral, y quizá otras, como la intimidad, estén más bajas. “Si centramos todo en la que nos falta, nunca vamos a estar satisfechos”. Al exigirle mucho a ese pilar, no solo corremos el riesgo de descuidar el resto, sino que, además, demasiada presión ahí nos tiende a confundir.

¿Qué pasa cuando la persona se encierra en su visión? Clara nos dice: “Sentís que no avanzas, que hay algo malo, que no sos lo suficiente buena, linda, copada”. Entonces, ¿hay personas que les cuesta más encontrar pareja? “A veces por cuestiones de ciertas dificultades de personalidad, o el impacto que han tenido en la crianza, presentan inhibiciones o son muy inseguras”, dice Mayorga.

Para la psicóloga, hay quienes viven el acercamiento como algo muy amenazante, pero también están las personas que son sumamente exigentes y que nada les parece suficiente para enamorarse y entregarse, por lo cual, “llegar a algo” se vuelve imposible.

Para los primeros, recomienda el uso de las redes sociales o las aplicaciones para conocer a otras personas porque “les han servido muchísimo a quienes no son tan extrovertidos como para animarse a empezar una conversación en un bar, o en donde sea”. Para los segundos, desarrolla que puede ser una de las consecuencias de la adolescencia “que es sumamente cruel y que impera ciertos arquetipos como la belleza hegemónica y las personalidades más expansivas como las ganadoras”. Estos se convierten en impedimentos de la sociedad, y se van arrastrando con el curso de los años.

La importancia de la autovaloración

“Ser elegido y ser querido, cuando la relación es buena, da muchísimo cobijo”, enfatiza la psicóloga. Esa sensación de aceptación y amparo que da potencia la autoestima, esa consideración por uno mismo que es clave para manejar los sentimientos en general y también aquellos que surgen al no sentirse elegidos.

La experta confía en el espacio terapéutico para abordar el tema. “Si no te elige el que vos querés, no significa que no te elige nadie”, dice. Y sugiere trabajar en reforzar el amor propio, reparar en lo que uno tiene y tratar de detectar por qué la autovaloración depende tanto de la mirada del otro.

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