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Atrofia vaginal: cuáles son los síntomas

La atrofia vaginal se debe básicamente al descenso de los estrógenos de manera permanente después de la menopausia o de modo transitorio en puerperio o lactancia.


Atrofia vaginal, ¿cuáles son los síntomas y tratamientos?

Atrofia vaginal, ¿cuáles son los síntomas y tratamientos? - Créditos: Stremio



La atrofia vaginal (vaginitis atrófica) se debe a los cambios anatómicos y funcionales relacionados con el descenso progresivo de los estrógenos de manera permanente en la posmenopausia o de manera transitoria en situaciones como el puerperio, la lactancia, entre otros. La prevalencia de sequedad vaginal aumenta a medida que la mujer avanza en los años, es decir, es progresiva.

La atrofia vaginal se aprecia clínicamente 4 a 5 años después de la menopausia y los cambios objetivos, además de quejas subjetivas, están presentes en un 50% de todas las mujeres posmenopáusicas.

Atrofia vaginal: síntomas

Los síntomas más frecuentes son sequedad vaginal, dispareunia (dolor con las relaciones sexuales penetrativas), prurito vulvar, flujo vaginal, disuria, nicturia (micción nocturna frecuente), como también urgencia para orinar (no llego al baño), incontinencia de orina ante esfuerzos o mixtas. La sequedad vaginal y la falta de lubricación con el consecuente dolor en las relaciones sexuales son los motivos de consulta más habituales.

Atrofia vaginal: pronóstico

El diagnóstico de atrofia vaginal se lleva a cabo a través de un buen examen clínico y una detallada historia clínica. Es fundamental descartar otras causas que, habitualmente, se confunden con atrofia ya que presentan síntomas similares, como liquen escleroso, liquen plano, neoplasias vulvares.

Atrofia vaginal: ¿cómo se trata?

El objetivo del tratamiento es mejorar los síntomas y restaurar los cambios anatómicos y funcionales. Se apunta a recuperar la lubricación y elasticidad de la vagina y la vulva.

Como medidas generales se recomienda:

- Evitar el consumo de tabaco, que tiene un efecto directo en el epitelio de la vagina porque reduce la biodisponibilidad de estrógenos y disminuye la perfusión sanguínea

- El descenso de peso en caso de obesidad

- Mantener las relaciones sexuales ya que esto mejora la elasticidad de los tejidos y la lubricación por un incremento en la vascularización. Ahora bien, ¿cómo hacer para mantener relaciones si me duele? Para eso hay soluciones y tratamientos.

  • Tratamiento no hormonal

    Los lubricantes e hidratantes vaginales pueden ser usados y, en general, son los primeros propuestos.

    ¿Qué diferencia hay entre lubricantes e hidratantes? Los lubricantes son a base de agua, glicerina o silicona, reducen la irritación causada por la fricción coital, están limitados a la relación sexual, producen una mejoría temporaria y emplear aquellos sin colorantes, perfumes, bactericidas o espermicidas porque pueden alterar la integridad del epitelio vulvovaginal.

    Los hidratantes mantienen el contenido de agua en la vagina, sirven para tratar los síntomas, se usan dos o tres veces por semana como tratamiento prolongado y son independientes de las relaciones sexuales. Ambos deben emplearse regularmente.

    Son preferibles los lubricantes a base de agua o silicona porque no alteran la porosidad del preservativo y disminuyen el riesgo de ruptura. Hay que evitar vaselina o aceites ya que pueden romper el preservativo y es lo único que protege contra infecciones de trasmisión sexual.

  • Tratamiento hormonal local

    Se debe tener en cuenta que, entre 10 y 26% de mujeres que reciben terapia de reemplazo hormonal sistémica, presentan síntomas de atrofia. El tratamiento local sortea los efectos adversos de la medicación sistémica y es más eficaz en el manejo de estos síntomas.

    Los efectos comienzan a notarse a partir del mes de tratamiento y adquieren significado estadístico a los dos o tres meses. El tratamiento de mantenimiento debe ser de por vida ya que, si se suspende, reaparecen los síntomas.

  • Tratamiento láser para la atrofia vaginal

    A través de este procedimiento se genera un calentamiento térmico de la mucosa vaginal, se estimula el colágeno y la contracción de las fibras de elastina, así se induce la producción y regeneración continua de nuevo colágeno. Esto mejora la lubricación y elasticidad. Se deben realizar 3 sesiones, una cada mes, para lograr los efectos deseados. Y se realiza de manera ambulatoria sin anestesia y es un procedimiento muy bien tolerado por las pacientes.

    También hay que saber que requiere de más estudios, con mayor número de pacientes y seguimiento, que avalen su uso ya que no existen datos sobre eficacia y seguridad en el largo plazo.

    La mayoría de las mujeres pasamos gran parte de nuestras vidas después de la menopausia, por eso, es fundamental mejorar la calidad de nuestras vaginas y vulvas para mantener una buena sexualidad ya que la sexualidad es uno de los pilares fundamentales cuando se evalúa calidad de vida y bienestar.

Experta consultada: Claudia Marchitelli, médica ginecóloga, jefa del sector Patología Vulvar y jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano.

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