Ángela Torres emocionó en el Teatro Coliseo: una tragicomedia musical para no olvidar

En tiempos donde muchos artistas apuestan por escenarios gigantes, pantallas infinitas y despliegues técnicos monumentales, Ángela Torres decidió ir hacia otro lado. Más cerca. Más humano. Más honesto. Después de agotar dos funciones en el Teatro Margarita Xirgu y de telonear a Shakira en Vélez, la artista presentó No me olvides en el Teatro Coliseo, un espacio que acompañó a la perfección la intimidad del proyecto y marcó el inicio de un camino que se construye paso a paso, sin apuros ni artificios.

El show, con textos de Javier Daulte, arrancó con PLACARD. Ángela apareció vestida casi como una princesa, homenajeando tal vez a sus inicios en la comedia musical, dentro de una puesta teatral delicada y cuidada que invitaba a entrar en su universo personal. No solo repasó las canciones de su nuevo disco, sino que también hubo lugar para volver a temas de sus primeros años como solista, canciones que no forman parte de ningún álbum pero que siguen siendo parte de su historia.

Más que un álbum, No me olvides es una declaración. A lo largo de 11 canciones sin colaboraciones, Ángela se muestra desde un lugar profundamente íntimo, recorriendo emociones como el amor, el desamor, la vulnerabilidad, la tristeza y el crecimiento personal. Cada tema funciona como un fragmento de diario, con sonidos que van del pop contemporáneo a lo alternativo y lo melódico.

Esa búsqueda por encontrar un sonido propio, después de años de exploración, también se reflejó en el escenario. Dividido en tres actos, el show se presentó como una verdadera tragicomedia musical, con cada bloque reflejando distintas emociones y etapas de “La niña de fuego”. No hubo fórmulas inmediatas: todo se sintió auténtico y cuidadosamente construido.

Uno de los instantes más conmovedores de la noche llegó tras interpretar SUPERHEROE. Visiblemente emocionada, Ángela se tomó un momento para hablarle al público y compartir una reflexión que terminó de quebrar cualquier barrera entre el escenario y la platea:

El silencio atento, seguido de un aplauso largo y sentido, confirmó que ese momento fue uno de los corazones del show.

También hubo espacio para sorprender. Los covers hicieron estallar el Teatro Coliseo en gritos y aplausos: Qué ganas de no verte nunca más de Valeria Lynch, Garganta con arena de Cacho Castaña, y Drivers License de Olivia Rodrigo, fueron algunos de los momentos más celebrados de la noche. Cada versión estuvo atravesada por la sensibilidad de Ángela, sin perder su identidad.

El último bloque dejó atrás el tono introspectivo para transformarse en una verdadera fiesta. El Coliseo se puso de pie con DONDEESTANMISAMIGOS y el cierre llegó con FAVORITA, uno de los temas más escuchados y virales del año, que terminó de sellar la comunión con el público.

La presentación de No me olvides en el Teatro Coliseo fue la confirmación de una artista que eligió escucharse, confiar en su intuición y mostrarse sin máscaras. Ángela Torres no necesita exagerar ni correr detrás de tendencias. Su fortaleza está en la sinceridad con la que canta, en la fragilidad que se anima a exponer y en la decisión de construir su camino desde un lugar genuino.