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¿Necesitás un cambio? Herramientas para lograrlo

No es conveniente esperar hasta afectar la salud física, mental o emocional para animarnos a terminar una relación, sea cual fuera. Claves para reconocer si es un momento de cambio en tu vida.


¿Necesitás un cambio? Herramientas para avanzar

¿Necesitás un cambio? Herramientas para avanzar - Créditos: Getty



Dijo Scott Peck, psiquiatra estadunidense: "Nuestros momentos de mayor lucidez suelen tener lugar cuando nos sentimos profundamente incómodos, infelices o insatisfechos. Pues es en estos momentos, empujados por nuestra insatisfacción, cuando salimos del camino trillado y empezamos a explorar maneras diferentes de hacer algo, o respuestas más certeras".

Si bien biológicamente nacimos para cambiar y el cerebro es cambio, generalmente cambiamos desde la insatisfacción o desde la profunda incomodidad. Nos acostumbramos a estar “incómodamente cómodos”, yo prefiero llamar así a la zona de confort, un lugar donde nada nuevo crece, donde por un lado nos quedamos porque hay algo o alguien que nos mantiene seguros, pero que por otro lado nos hace profundamente infelices, y esto aplica para todo en la vida.

 

Tenemos que encontrar una razón lo suficientemente inspiradora y profunda para atrevernos a sentir la incertidumbre que produce dejar los lugares y caminos conocidos. Sentir que estamos “hartos de estar hartos” o que nos falta gasolina en el tanque como expresó la ex primera ministra Jacinta Ardern, al renunciar a su rol el mes pasado.

Si hay una habilidad que la mayoría de las personas no tenemos desarrollada es “saber irse a tiempo”, no esperar hasta rompernos la salud física, mental o emocional por no terminar una relación, sea cual fuera. Frecuentemente invertimos mucha de nuestra energía vital para no cambiar.

¿Qué mirada nos aporta la neurociencia del cambio?

  • Los nuevos comienzos son capaces de inspirar a las personas a hacer cambios sustanciales. Y, cuando queremos cambiar, tenemos la oportunidad de remodelar nuestro entorno y que eso nos ayude a modificar viejas rutinas y formas de pensar, y con esto mismo impulsamos la plasticidad de nuestro cerebro.

  • El sesgo del presente es la tendencia a favorecer las tentaciones que brindan una gratificación instantánea frente a las recompensas a largo plazo, y esto es un obstáculo para el cambio.

  • Establecer compromisos de cambio más pequeños y frecuentes es más efectivo que pensar en grandes cambios, tenemos que valorar los pequeños pasos.

  • Nuestras expectativas siempre moldean nuestra realidad y hay que rodearse de personas que te alienten de manera positiva al cambio y al crecimiento. Cuanto más cerca estemos de alguien y más se parezca su situación a la nuestra, más probable es que su conducta nos influya.

¿Qué habilidades tenemos que entrenar para cambiar?

  • La habilidad de crear con la hoja en blanco:  si queremos cambiar, es una gran ventaja empezar con una hoja en blanco, un nuevo comienzo, sin viejos hábitos que nos boicoteen o luchen contra nosotros. Diseñar desde lo que el nuevo mundo precisa, capitalizando lo que ya sabemos. Poder imaginar lo inimaginable.

  • La habilidad de no saber: que es la capacidad de convivir con la incertidumbre, es el arte de volver la incertidumbre en oportunidad. Venimos de un mundo que privilegiaba la excelencia, el saber, el conocimiento y las medallas académicas, pero muchas de las cosas que teníamos como ciertas hoy ya no aplican. Sabemos que el conocimiento no es fijo y estático, sino que varía. Entonces, el no saber es estar cómodo con la curiosidad, ya que reconocer que no sabemos nos permite aprender.

  • La habilidad de improvisar sobre la marcha: es avanzar y actuar prestando atención a lo que se desarrolla a medida que avanza. Significa dejar ir el sueño de la certeza.

  • La habilidad de abrazar a la incertidumbre: no tener miedo a la incertidumbre y hacer de la experimentación y la curiosidad nuestras principales estrategias. Convertir las incertezas en oportunidades.

  • La habilidad de permitirse fallar: estamos aprendiendo y transformándonos. Tenemos que aceptar el error como parte del aprendizaje.

Todo cambio profesional tiene una dimensión personal. Porque es la persona la que hace el cambio. A veces, una persona no tiene por qué cambiar de trabajo, también puede cambiar la manera en que se relaciona con ese trabajo. Intentar separar nuestro mundo personal y profesional como dos compartimentos estancos no tiene sentido. Cuando una persona se rediseña, se abren nuevas posibilidades personales y profesionales, con lo cual cambia todo.

Dicen que lo más inteligente que se puede hacer en esta vida es saber marcharse de cualquier cosa, persona o lugar que nos amarga la vida, nos corta las alas y que no nos deja vivir en plenitud. Aprendamos a cerrar ciclos así podemos darle comienzo a lo nuevo.

Pasamos muchas horas de nuestra vida trabajando: sería ideal que nuestra vida de trabajo, sea también una vida plena y con sentido.

Seamos impulsores de nuestro propio cambio, porque si las cosas no suceden hay que generarlas y recordemos que el primer paso no nos lleva a dónde queremos ir, pero nos saca de donde estamos y que para crecer siempre hay que arriesgarse, porque lo esencial no es lo que conseguimos sino en quién nos estamos convirtiendo.

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