La historia de una artista que honra a las mujeres y a sus raíces

Nacida en Caaguazú, Paraguay, Mirtha Cantero encontró en el arte mucho más que una vocación: una forma de narrar su historia, la de sus ancestras y la de todas las mujeres que inspiran su camino. Radicada desde hace más de veinte años en Argentina —un país que, como ella misma dice, se convirtió en su “segundo hogar”—, Mirtha construyó una trayectoria marcada por la sensibilidad, la autenticidad y un profundo respeto por sus raíces.

Su obra está atravesada por la figura femenina: mujeres de mirada profunda, de rasgos glamorosos, estilizados y llenos de fuerza. Mujeres de pueblos originarios, guardianas de tradiciones, símbolos de resistencia y belleza. Cada trazo es un homenaje a las historias que la precedieron, a las voces que la guiaron y a ese linaje femenino que la acompaña en cada creación.

“Honro a mis ancestras y las celebro en cada obra”, repite Mirtha, convencida de que el arte tiene el poder de unir fronteras y tocar corazones sin importar el lugar del mundo. Sus cuadros, murales y piezas artesanales —entre ellos mates pintados y mandalas— se distinguen por su energía vibrante, su espiritualidad y ese colorido que refleja la luz interior de quienes retrata.