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Día de la Astronomía: ¿qué son las constelaciones, cuántas se dibujan y cómo verlas?

Desde hace milenios distintas civilizaciones dibujaron entre las estrellas sus dioses, sus guerras, sus miedos y sus héroes. Cada noche el cielo revela esas historias ancestrales en las constelaciones. Algunas logran traspasar las luces de las ciudades: solo es cuestión de saber encontrarlas entre las estrellas.


Las Nebulosas de Orión y el Hombre Corredor.

Las Nebulosas de Orión y el Hombre Corredor. - Créditos: Getty



Cada 24 de octubre en Argentina se conmemora el Día de la Astronomía. Se trata de una fecha que celebra esta ciencia natural dedicada al estudio de los cuerpos celestes del universo y su desarrollo en el territorio nacional.

Esta vez, nos enfocamos en las constelaciones para aprender de nuestro cielo. Las constelaciones son como los barrios en la ciudad del cielo. Así como en los orígenes de Buenos Aires se tomaron sitios de referencia, y se podía decir para orientarse que se vivía cerca de la boca del Riachuelo o en la zona del Retiro. Cualquier habitante de la ciudad, con esas indicaciones ya tendría bastante información: cuánto tiempo de viaje tenemos hasta su hogar o qué colectivo nos deja cerca. Lo mismo sucede desde cielo, hay puntos de referencias, que se llamaron constelaciones.

Así, durante milenios, diferentes civilizaciones fueron dibujando entre las estrellas los animales que cazaban y a los que temían: así se encuentra la Liebre y el Escorpión. Sus héroes y sus gigantes, como Hércules y el cazador Orión. Sus oficios y sus construcciones, como el Pastor de bueyes y el Navío. Los mesopotámicos y los babilónicos, los egipcios y los chinos, los griegos y los aztecas, los hindúes y los australianos fueron trazando con su imaginación esas representaciones, noches tras noches, a través de generaciones.

Estas zonas de orientación en el firmamento que otorgaban las constelaciones también servían para fines prácticos: como calendario para la agricultura, guía para los viajes y referencia para las celebraciones religiosas. Así fueron arraigándose en los relatos y en los usos cotidianos. En un pasado con noches cristalinas sin contaminación lumínica ni ambiental los cielos eran proyecciones profundas del universo.

 

Constelación de la Liebre asomando por el este

Constelación de la Liebre asomando por el este - Créditos: Stellarium

El crecimiento de las constelaciones

Como en las ciudades una vez que fueron creciendo llegó a la necesidad administrativa de delimitar los puntos de referencias o barrios, lo mismo sucedió en el cielo.

Llegó un momento en las grandes urbes que fue necesario definir con exactitud en qué calle termina un barrio y empieza otro. De la misma forma, no es práctico que quede una región de la ciudad sin un nombre designado. Eso aconteció en Buenos Aires en 1968, se demarcaron definitivamente los 48 barrios que la dividen. En el firmamento sucedió un poco antes. 

Fue en 1928 cuando la Unión Internacional de Astronomía (UIA) decidió que había llegado el momento, después de milenios de dibujar entre las estrellas, de definir los barrios celestiales, de consolidar las constelaciones. No fue sencillo: llevó dos años. Hasta que en 1930 se marcaron todas las constelaciones que cubren por completo la bóveda celeste. ¿Cuántas son todas? Eso requiere otra explicación.

Algunas de las constelaciones del zodiaco, Aires, Tauro, Geminis, Cáncer y Leo

Algunas de las constelaciones del zodiaco, Aires, Tauro, Geminis, Cáncer y Leo - Créditos: Stellarium

Cuántas constelaciones hay

Los chinos dividieron el firmamento en 283 asterismos (agrupaciones de estrellas) que a su vez formaban 28 mansiones y 3 recintos. Los hindúes marcaron 27 divisiones del cielo por las que pasaba la luna en su recorrido por la bóveda celeste. El astrónomo griego, Claudio Ptolomeo demarcó 48 constelaciones, muchas de las cuales aún perduran. Los incas dibujaban constelaciones oscuras o negras con las condensaciones de polvo y gas interestelar que, a manera de manchas opacas, ocupan espacios dentro de la galaxia que habitamos, la Vía Láctea.

La UIA publicó en 1930 las 88 constelaciones oficiales. Estas recubren toda la bóveda celeste, sin superponerse ni dejar espacios sin ocupar. Están las 12 del zodiaco y otras 76 con nombres como Andrómeda y Centauro, el Indio y el Microscopio u otras más conocidas como al Osa Mayor y al Cruz de Sur.

A lo largo de la noche, mientras al Tierra va girando se pueden ver distintas regiones del espacio, así se van recorriendo muchas constelaciones, aunque no todas. Algunas, por ejemplo las que están muy al norte, como la Osa Menor, no se logran ver en ningún momento desde ciudades como Buenos Aires, ya que la propia Tierra tapa el cielo del polo norte.

Así también, en su traslación alrededor del Sol, el cielo nocturno permite observar distintas estrellas. En el verano destacan constelaciones como las de Orión, Tauro y el Can Mayor. Mientras que en invierno la más característica es Escorpio.

Pero jamás se ven todas al mismo tiempo, ya que siempre la mitad del universo queda bajo el horizonte. Dependiendo la orientación del planeta, se mostrarán al mismo tiempo, entre 40 y 60 constelaciones.

 

Foto con la constelación de Orión en primer plano

Foto con la constelación de Orión en primer plano

Cómo encontrar las constelaciones entre las estrellas

Para poder dibujar constelaciones entre las estrellas hay varios requisitos indispensables, a saber: que sea de noche, que no esté nublado y que estemos al aire libre, mirando hacia arriba.

Bien, luego de estas situaciones indispensables, hay otras que ayudan mucho a mejorar la experiencia. No encontrarse bajo la luz directa artificial, lograr una posición cómoda para mirar el cielo, ya sea recostado o sentado en algo reclinable. Idealmente dirigirse a algún lugar retirado de las luces de la ciudad. Pero lo más importante: paciencia y ganas de descubrir el universo.

En estos casos el celular es una herramienta con múltiples usos. Primero, las noches sin luna son más propicias ya que su brillo encandila a las estrellas. ¿Cuáles son estas noches? En esta aplicación te indica la fase y horario de la Luna cada noche.

Luego, para dibujar cada constelación, Stelarium es una aplicación muy recomendada. Tiene una versión paga súper completa, pero también la opción gratuita es muy práctica para empezar. Lo ideal es encontrar un punto de referencia que se conozca del cielo, pueden ser las Tres Marías, o la Luna, o Venus, o la Cruz del Sur, y luego con esa referencia ir completando el resto. 

Última recomendación, quizás la más importante de todas: para realizar la actividad, buscar buena compañía. Descubrir el universo junto a las personas que queremos es una experiencia inolvidable. No hacen falta conocimientos previos, elementos especiales ni siquiera dinero. Solo nos piden la energía necesaria para conectar con ese lugar del que todos venimos. Nuestros cuerpos está formados por la materia que se forjó en las estrellas, las mismas que cada noche nos dibujan las constelaciones, para recordarnos que, quizás sin saberlo, aún seguimos conectados.

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