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Relaciones: cuáles son las tres etapas del amor

En su libro, Que sea mutuo o no sea nada, la psicóloga Paola Broll reflexiona sobre el amor de pareja hoy y distingue la atracción sexual, el amor romántico y el verdadero.


Cuáles son las tres etapas del amor.

Cuáles son las tres etapas del amor. - Créditos: Getty.



El mito de la pareja para toda la vida quedó en el pasado. Permanecemos en pareja como una opción, porque queremos y no como mandato. ¿Por qué llega cada vez con más frecuencia la desilusión, el fin de los vínculos amorosos? Según la psicóloga Paola Broll, autora del libro Que sea mutuo o no sea nada (Editorial El Ateneo), en parte, por falta de información. “Empecé a escribir este libro por la crisis que hay en las parejas hoy”, dice, cuando conversa con OHLALÁ. “Hay una crisis enorme en cuanto a lo que la gente espera y lo que resulta ser una pareja”.

No desconoce el contexto de redes sociales, de las demandas de inmediatez, del imperativo de lo práctico, de la intolerancia como factores que dificultan la supervivencia de las parejas. Y destaca los tres pilares necesarios para tener más chances de sobrevivir hoy en un vínculo amoroso: intimidad, compromiso y pasión. Broll dice que hay un enorme desconocimiento sobre lo que significa un vínculo de pareja. Y se detiene a detallar las tres etapas del amor.

1- La atracción sexual

Es la etapa del deseo. Estoy pura y exclusivamente bajo la influencia de mis emociones más agradables: alegría, curiosidad, pasión sexual. Es lo primero que experimento cuando conozco a alguien que me gusta Estoy más sonriente, me veo mejor, porque mi piel está más saludable, me brillan los ojos.

Esta etapa de atracción sexual puede durar un encuentro, dos, cinco o quince y puede ocurrir que no pase nunca a la siguiente etapa. Si no me atrapan aspectos de la personalidad de la otra persona, no somos parecidos o el otro no me despierta interés, posiblemente la pasión comience a disminuir con el tiempo.

¿Qué puede pasar en esta etapa?

A medida que comienzo a tener relaciones sexuales con alguien aumenta notoriamente la producción de hormonas. Empiezo a liberar dopamina, serotonina y oxitocina, hormonas y neurotransmisores que hacen que me encariñe cada vez más con esa persona. Se empieza a establecer un vínculo.

Por esa razón, es muy importante saber qué quiero cuando empiezo a tener contacto físico con otra persona, porque sí o sí me voy a enganchar. Y si ya intuyo que esa persona no es lo que deseo, que tiene tal actitud o tal otra que no me cierra, que no es por ahí por donde quiero ir o veo que la otra persona no está tan interesada en que prospere la relación, lo aconsejable es no pasar de los pocos encuentros sexuales, ya que la continuidad hará que me vincule sentimentalmente. 

2- El amor romántico

El amor romántico es la segunda etapa. Hay varios caminos por los que se puede llegar a esta etapa y puede que ocurra luego de un par de encuentros o que lleve algo más de tiempo. Pero sí o sí tiene que haber habido sexualidad previa y los integrantes de la pareja tienen que haber quedado muy satisfechos con ella.

En esta etapa se aprecian las cualidades del otro: si me hace reír, si tenemos temas en común. A nivel biológico, esta etapa, la de la neurotrofina o “la hormona del amor”, tiene fecha de vencimiento, aproximadamente 900 días. 

En esta época quiero estar con esa persona todo el tiempo. Pienso todo el día en ella. Llego al extremo de que, si es de un equipo de fútbol, me miro el partido de ese equipo o hasta me empiezan a gustar los colores de la camiseta. Creo ver su auto por todas partes y la batería del celular me dura muy poco, porque me la paso hablando y mandando mensajes.

A nivel conductual estoy más impulsivo, tengo deseos sexuales obsesivos, al extremo de no necesitar el Kamasutra. Esto sucede porque el cerebro se siente tan a gusto que quiere más y más. Es como una adicción, no “como”: es una adicción.

El lado B

Esta es una etapa peligrosa porque solamente tiendo a minimizar defectos y a agrandar virtudes. Solo veo el lado A, no veo el lado B, las “cositas” que puede tener esa persona. Hay actitudes y comportamientos que pasaré por alto, pero que tarde o temprano saldrán a la luz como también algún auto-reproche: “Desde el principio fue así, pero pensé que iba a cambiar, no quise verlo”.

De a poco comienzo a ver al otro más real. Muchas parejas avanzan en esta fase y llegan a conocer a los amigos y familiares del otro. Pero esto no asegura que vaya a pasar a la siguiente etapa porque, antes de la próxima estación, llega la primera crisis y se cae la idealización. Veo de a poco las características de la otra persona que no había querido ver antes, el lado B.

3- El amor verdadero: vínculo y seguridad

Para que exista el amor verdadero tiene que haber enamoramiento previo. Una vez instalado en esta etapa, hay confianza y comodidad. En esta etapa surgen los reproches, pero también se afianza el compromiso, surgen proyectos de pareja a corto y largo plazo y, si bien la pasión disminuye, no se pierde para nada.

Para que se mantenga el vínculo hay que trabajar todos los días y en equipo, porque de nada sirve que trabaje uno y el otro no. En esta etapa nos invade un sentimiento de calma, de paz. Es una sensación de seguridad emocional. En los primeros tres o cuatro años, las parejas hacen todo de a dos. Con el tiempo aparecen las individualidades. Las salidas con amigos y con otros grupos, “cada uno por su lado”.

Adaptarme al otro es crucial porque las necesidades biológicas que nos unían al principio ya no existen y hay que reinventarse. Si no, se termina todo ahí. Es algo que puede pasar… y pasa.

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