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Relaciones: estas son las razones de por qué estás en modo "Me gustan todos"

¿Te pasó alguna vez? ¿O te está pasando ahora? Cuando tu libido está bien arriba, hay una sola cosa que podés hacer: ¡aprovecharla!


megustantodos-principal.png - Créditos: Getty



A algunos nos pasa siempre. A otros nos pasa por etapas. Como sea, lo más probable es que alguna vez te suceda: una atracción fuerte... ¡hacia todos! Cuando tu libido se despierta y tu gusto se vuelve amplio, se dejan ver algunas cosas sobre vos mismo que tal vez no pensaste demasiado antes. ¿Querés pensarlas ahora? Si el deseo no es lineal, las ganas de interactuar con otros... ¡mucho menos! Si estás en una fase de gustar de todos, o simplemente naciste con ese don..., ¡bon appétit, ami!

¿Por qué nos pasa que nos gustan todos?

  • Tus esquemas se volvieron más flexibles. Para activar el superpoder de gustar de todos (y multiplicar las chances de pasar a la acción con alguien), tenés que tener esquemas de atracción flexibles. Esto significa: ser capaz de apreciar diferentes cualidades, switchear de lo físico a lo intelectual, de lo químico a lo corporal, de lo concreto a lo intuitivo. Encontrar aspectos lindos en las personas es una manera de saber conectarse, pero para eso es importante saber escapar a los cánones muy rígidos y a las ideas preconcebidas. Así como en la nutrición la variedad enriquece, en el terreno del amor y la cama, también suma.

  • Vas con cierta liviandad. Algunas personas ponen cierto drama, tensión y/o expectativa en el encuentro con los otros. Para estar abiertas a un encuentro, requieren cierta preparación. Otras viven las uniones estables o temporales como pequeñas aventuras cotidianas; les parece natural, lógico y deseable estar abiertas al encuentro de por sí. Mientras que las primeras se sienten más livianas en la soledad, otras viven la atracción hacia otros con la naturalidad de respirar y fluir. Saben abrir puertas. Si luego entran o no, ya es otro tema.

  • Estás autoerotizada. Autocalentarte hace que estés más caliente en general. Es la razón por la que cuando estás floja de aventuras, buscás verte mejor. No es solo el afuera lo que interesa: es el modo de habitar tu propia piel. Es probable que, si estás entusiasmada con lo que ves y sentís en tu cuerpo, te sientas más proclive a buscar compartirte con los demás. En pocas palabras, cuando la antenita del erotismo se enciende, se enciende para todo.

  • Tenés un plan. Pensamos en el inconsciente como un cúmulo de pensamientos e imágenes extrañas que tienden a obstruir nuestro encuentro con lo que deseamos. Tenemos una buena noticia: no siempre es así. A veces, ese mismo inconsciente te lleva hacia lo que estabas buscando y necesitando, de forma automática. Si lo ideal para este momento de tu existencia es compartir tu vida, estar en pareja, es probable que tu alerta se active en esa dirección y te haga mucho más fácil llegar a donde querés ir.

  • Contás con resto de energía. Para encender la libido hay un solo requisito innegociable: tener resto de tiempo y energía. A veces hay que buscarlo, pero otras simplemente llega y no te diste cuenta. Cuando te sentís con un poquito de changüí extra, es más fácil que estés dispuesta a conectarte, a buscar encuentros, a abrirte a riesgos (¡todos los encuentros lo son!) y a exploraciones afectivas y sentimentales. La vorágine nunca ayuda a reparar en el otro, pero cierta calma facilita la conexión con más personas.

  • Querés feedback. No siempre gustar de muchas personas es un acto simple de atracción. A veces lo que buscamos en el otro es un espejo que nos devuelva una imagen clara. Queremos el feedback, el ida y vuelta, abrir el juego hacia otra forma de mirarnos. No se trata de reducirlo a la búsqueda de aprobación, sino más bien a la búsqueda de conexión para moldear mejor nuestra autopercepción. En esto consiste también la seducción.

  • Buscás sacudir el avispero. Nos volvemos más proclives a que nos gusten muchos ¡o todos! cuando estamos un poco aburridas de que las cosas estén demasiado en calma. Si encontraste cierta estabilidad en la tormenta o si estás cansada, incluso, de que las tormentas sean lo único estable, entonces tal vez busques salir del adormecimiento coqueteando con incorporar una nueva variable en tu vida, o varias. Estamos a la caza de aventuras cuando todo en nuestra quintita se vuelve soporífero. 

  • Te desprejuiciaste. Ya lo sabemos: mientras que a los hombres se les celebra el gusto múltiple, variado, infinito, a nosotras se nos recomienda ser muy selectivas. Al parecer, aún hoy hay cierta obligación, si sos mujer, de mostrarte criteriosa en cuanto a tu voracidad sexual. Cuando perdés el resquemor, te liberás de este corset y te permitís expresar la amplitud de tu paladar, emergerá a tu alrededor, seguramente, un entorno que quiera regularte. Puede que comiences a escuchar clichés obsoletos del tipo “está desesperada”. Esta es la razón por la cual tantas ocultamos que, bueno, sí, ¡nos gustan todos!

     

    Experta consultadaSilvina Valente. Ginecóloga, obstetra, sexóloga. Autora de El superpoder de la educación sexual (silvina.valente68@gmail.com).

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