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Día Internacional Sin Dietas: ¿por qué los planes alimenticios restrictivo son peligrosos?

La referente en Nutrición y Trastornos Alimentarios Agustina Murcho alerta sobre las consecuencias de las dietas. Reflexiona sobre la importancia de la aceptación del cuerpo y sus diversas formas.


El ejercicio físico es clave para el cambio de hábitos alimentarios.

El ejercicio físico es clave para el cambio de hábitos alimentarios. - Créditos: Getty



El Día Internacional Sin Dietas ocurre cada 6 de mayo y es una conmemoración que busca concientizar sobre la aceptación del cuerpo humano y de la diversidad de sus formas. También es una oportunidad para recordar los peligros de realizar dietas exageradas.

¿Por qué las dietas restrictivas no sirven?

La referente en Nutrición y Trastornos Alimentarios, la licenciada Agustina Murcho, creadora de @Nutricion.ag, nos cuenta que las dietas no sólo restringen calorías, sino también nutrientes y placer. Como agravante, suelen prometer resultados mágicos, cierta cantidad de kilos bajados en cierto tiempo, también la promesa de no recuperarlos y no pasar hambre, algo que no ocurre.

Pero –detalla– principalmente las dietas no sirven porque:

  • Restringen calorías: muchas dietas se basan en la restricción calórica, lo que significa que se reduce la cantidad de calorías que se consumen en un día. Esto no se puede mantener a largo plazo porque es difícil y conduce a una sensación constante de hambre.

  • Las dietas tienen fechas de caducidad: tienen un principio y un fin por eso no sirven porque una vez que las dejamos volvemos a recuperar peso y antiguos hábitos alimenticios. Lo mejor es generar un nuevo hábito alimentario acorde a nuestro estilo de vida sin privar de alimento.

  • No se centran en un cambio de estilo de vida: Una dieta es una solución a corto plazo, pero para lograr un cambio duradero es necesario adoptar un estilo de vida saludable. Esto incluye hacer cambios en la forma en que se come y se ejercita de manera regular.

“Para lograr un cambio a largo plazo es importante adoptar un estilo de vida saludable y sostenible que incluya hábitos alimenticios saludables y actividad física regular”, enfatiza Agustina.

¿Cuáles son las consecuencias de realizar dietas restrictivas?

  1. 1

    Aumenta el deseo. Toda prohibición aumenta el deseo, por lo tanto comeremos más, recuperaremos ese peso perdido y se desregulan muchísimas cosas en el cuerpo.

  2. 2

    Anemia

  3. 3

    Dolores de cabeza, mareos, constipación, debilidad.

  4. 4

    Fatiga y debilidad: una dieta restrictiva puede llevar a una falta de energía y una sensación constante de fatiga debido a la falta de nutrientes necesarios para mantener el cuerpo funcionando adecuadamente.

  5. 5

    Trastornos alimentarios: las dietas restrictivas pueden aumentar el riesgo de desarrollar un TCA, como anorexia y bulimia, entre muchos otros, ya que pueden llevar a una obsesión por la comida y la imagen corporal.

  6. 6

    Puede traer problemas digestivos como diarrea, náuseas, calambres abdominales, debido a la falta de fibra y otros nutrientes esenciales.

  7. 7

    Desequilibrios nutricionales: las dietas restrictivas pueden llevar a desequilibrios nutricionales y deficiencia en vitamina y minerales esenciales, lo que puede afectar negativamente la salud.

“Cada persona es única. Si estás considerando hacer cambios alimentarios, es recomendable hablar con un profesional de la salud para obtener orientación y evitar posibles consecuencias negativas”, propone.

El riesgo de desencadenar un trastorno alimentario

“Las dietas pueden ser peligrosas para personas que son vulnerables a desarrollar un trastorno alimentario porque pueden desencadenar o empeorar los síntomas de trastornos alimentarios existentes, así como aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario”, señala la experta.

Agrega que, las personas con trastornos alimentarios, muchas veces se sienten atraídas por las dietas restrictivas como una forma de controlar su peso y su cuerpo. “La restricción alimentaria también puede aumentar la liberación de dopamina en el cerebro, lo que puede reforzar la conducta y aumentar la motivación para continuar con la dieta”, señala.

Alerta porque las dietas pueden ser desencadenantes para personas con trastornos alimentarios latentes o subclínicos. “La restricción alimentaria y la pérdida de peso pueden desencadenar pensamientos obsesivos sobre la comida y el cuerpo, lo que puede llevar al desarrollo de un trastorno alimentario a largo plazo”, enfatiza.

Recomendaciones generales:

Según relata la nutricionista, muchos se preguntan: ‘si no hago dieta, ¿qué hago?’. Ella recomienda, primero que nada, consultar con un profesional de la salud que se dedique a educación alimentaria, que tenga en cuenta la salud mental y las emociones.

“En la mayoría de los casos, no solamente debemos tratar esto con nutricionista, sino también con psicólogos especializados en el tema, ya que la comida y las emociones van muy de la mano. En algunos casos, las desregulaciones neuroquímicas se pueden revertir en terapia y con la nutricionista, pero cuando esto se dificulta, se necesita medicación, que no está mal y hasta nos hará sentir mejor”, explica. Agrega que, muchas veces, es necesario un profesional de la psiquiatría.

  1. 1

    Hacer las 4 comidas completas

  2. 2

    Realizar actividad física

  3. 3

    Legalizar el placer

  4. 4

    Reconocer el hambre emocional

  5. 5

    Chequear nuestra calidad del sueño

  6. 6

    Los niveles de estrés

Experta consultada: Lic. Agustina Murcho, referente en Nutrición y Trastornos Alimentarios. Creadora del Instagram @Nutricion.ag

 

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