El hábito secreto que nos da felicidad y reduce el estrés

 

Lo primero que se puede hacer es reconocer que no todo es controlable y que la incertidumbre es una parte inevitable de la vida. Eso no significa estar destinado a un estado perpetuo de impotencia. Más bien, se trata de enfocarse en lo que sí se puede controlar: las decisiones y la actitud ante las circunstancias.

¿Cómo eso se refleja en el psiquismo de las personas? ¿Cómo sufre la gente cuando no sabe frustrarse? La psicóloga Victoria Zabalo, graduada en la Universidad Barcelo y con un posgrado en Psicoanálisis, explica: “Vivimos en una época en la que nos hemos acostumbrado a la satisfacción instantánea, lo cual nos vuelve menos tolerantes a la espera y la incertidumbre".

Y suma un ejemplo: "Los adolescentes que se enfrentan a nuevos desafíos académicos y a la necesidad de establecer metas a largo plazo. Es importante que comprendan que el proceso de aprendizaje lleva tiempo y que debemos establecer objetivos realistas, dar pequeños pasos y aceptar que no siempre todo saldrá perfecto”.

El siguiente estadio es liberarse de las expectativas perfeccionistas. ¿Todo tiene que ser ideal o salir a la perfección? La vida está llena de altibajos: esperar que todo sea impecable solo lleva a decepciones y a más impaciencia.

Una clave es aprender a comunicarse: los problemas no desaparecerán de repente, pero al manejarlos con paciencia te habrás quitado un gran peso de encima.

 

Como menciona Victoria: “Vivimos en una era de satisfacción inmediata. Desde las plataformas on-demand hasta la búsqueda de respuestas instantáneas en línea, todo es para ya, entonces nos volvimos menos tolerantes a la espera, a la incertidumbre y la frustración. Esto se refleja en el psiquismo de las personas”.

Y propone un plan de acción: “Para contrarrestar esta tendencia es importante establecer objetivos realistas y a corto plazo. Al igual que un bebé que da sus primeros pasos, debemos tomar pequeños pasos hacia nuestro objetivo mayor, reconociendo que los procesos requieren tiempo y esfuerzo. Además, debemos liberarnos de las expectativas perfeccionistas y aprender a aceptar las pérdidas necesarias para lograr nuestras metas”.

En el camino hacia la felicidad es crucial evitar comparaciones destructivas, especialmente en un mundo de redes sociales que muestran una realidad recortada y editada. A lo que agrega Victoria: “En lugar de castigarnos por los contratiempos, debemos ser amables con nosotros mismos, comprendiendo que no todos los días serán buenos y que está bien tener momentos de dificultad. También es importante reconocer que no todo está dentro de nuestro control y que puede ser necesario ajustar nuestros planes y explorar nuevas oportunidades”.

Al final del camino, podría ser que el hábito secreto de la felicidad sea dominar la paciencia en un mundo impaciente. Aceptar la incertidumbre, establecer objetivos realistas, evitar comparaciones destructivas y practicar la autocompasión como elementos claves para disfrutar de una vida más plena y profunda.

La llave podría estar en atreverse a abrazar la paciencia y abrir la puerta hacia una felicidad más estable.