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Upcycling: arte con... ¿basura?

Una tendencia de vanguardia que propone darles una segunda vida a los residuos. Descubrí cómo el arte puede fomentar una cultura sustentable.




¿Qué pasaría si los residuos se usaran como materia prima para dar vida a objetos con valor? De esto se trata el upcycling art, una alternativa que busca transformar materiales que para la mayoría son basura –papeles, cartón, madera, botellas, plástico, metales, caucho– en obras artísticas. Mientras que el reciclaje es un proceso de aprovechamiento para que los materiales puedan ser reutilizados, el upcycling supone darle una vuelta de tuerca a la vida de los residuos, para crear productos que tengan un mayor valor que el original. Los beneficios son muchos, por ejemplo, este proceso genera un impacto positivo en el ambiente (reducción de los residuos, reutilización y extensión de la vida útil de los materiales y menos basura dando vueltas) y, a su vez, un valor cultural .
Mezcla de oficio y trabajo artesanal, esta técnica exige horas y horas de exploración y experimentación sobre los materiales y sus posibilidades y tiempo para recolectar y acopiar esos residuos. ¿El resultado? Piezas estéticas renovadas, obras realmente asombrosas en las que el único límite es la imaginación y la creatividad del artista.

Un movimiento fuera de serie

El interés de los artistas por los elementos de descarte no es nuevo. Sin embargo, el concepto upcycle sí lo es. En 1994, fue usado por primera vez por el ingeniero alemán?Reiner Pilz para referirse al proceso que da origen a los ladrillos. O sea, de la arcilla obtenemos un producto final (los ladrillos) que tiene mayor valor que su producto inicial. Si lo llevamos al plano artístico, ya a principios del siglo XX, Pablo Picasso y Georges Braque dieron los primeros pasos a través de la creación de collages con diarios, revistas y maderas. Desde los dadaístas y Duchamp hasta el pop art, los objetos cotidianos y desechos también fueron sumados a las obras como una forma de reacción ante la industrialización y la cosificación del ser humano. Frente al consumo y la cultura del descarte, la motivación de los artistas tuvo un tinte más ecológico y de cuidado del ambiente. Así, a través del upcycling art, el arte contemporáneo tiene una nueva faceta. Muchos artistas en el mundo se suman a esta tendencia del arte basura, trash art o junk art, motivados por la reflexión sobre los materiales que usan en sus obras.

El arte de las 3 R

Un ejemplo de esta tendencia en el mundo es el surgimiento del festival Drap-Art en Barcelona, en 1995. Es un evento que, desde su nacimiento, se celebra todos los años con el fin de promover, a través del reciclaje creativo, la conciencia y el respeto por el medio ambiente. De carácter itinerante, ya se realizó en Francia, Grecia, Israel, EE. UU., Italia, Alemania y Japón. En 2016 llegó a Uruguay y este año se presentó por primera vez en Argentina. La propuesta incluye exposiciones, mercados y talleres con el fin de reunir en un mismo espacio a artistas que hacen de los desechos su recurso material y conceptual. Además, funciona como una campaña que nos invita a consumir de forma más responsable y respetar las 3 R: reducir, reutilizar y reciclar.
La técnica del upcycling tiene muchos seguidores. Entre los representantes del movimiento a nivel internacional, se destaca la inglesa Jane Perkins, que trabaja con juguetes, botones, joyas y broches para la ropa, entre otros elementos, para dar vida a increíbles retratos. El artista visual brasileño Vik Muniz construye collages realizados con “sobras” de alimentos, fotos viejas y desechos electrónicos. Desde Francia, Bruno Lefevre-Brauer diseña y crea esculturas de robots a partir de chatarra y piezas mecánicas de talleres y fábricas abandonadas. Y Karol Bergeret, una de las referentes de Drap-Art Barcelona, a través de una serie de esculturas iluminadas realizadas sobre tablas de planchar reutilizadas, hace una crítica a la sociedad machista.

Sustentable y transgresor

A nivel local, este movimiento se encuentra en una etapa de crecimiento. En la mayoría de los casos, los artistas abren las puertas de sus talleres para exponer sus obras, que también pueden comprarse a través de Internet. Al mismo tiempo, van surgiendo nuevos circuitos con propuestas que integran arte, gastronomía y talleres en espacios al aire libre. Si hay algo que caracteriza al upcycling art, es su espíritu transgresor, su intento por romper, de algún modo, las estructuras. No solo en cuanto a la forma de producir o crear arte, sino con relación a los circuitos convencionales de exhibición y consumo. Así, propone otro tipo de relación con las obras: derribar las paredes de las tradicionales galerías de arte para acercarse y movilizar al público. Hacer un poco de ruido para advertir que nada desaparece, todo se transforma.

“Busco abrir más los ojos”

Hace 11 años que trabajo con material de descarte. Comencé con objetos cotidianos en desuso. Con el tiempo entendí lo que significaban y el mensaje que se hacía evidente a medida que los iba acumulando. Como licenciada en Economía, me fue inevitable tender puentes entre mi arte y la teoría económica. Fui relacionando estas piezas con el consumismo, la acumulación y los efectos adversos del capitalismo. Los materiales con los que trabajo son, casi en su totalidad, donaciones. Son objetos con historia, diseñados en algún lado, fabricados en otro e incluso ensamblados en otro. Han pasado por varios puntos de venta, hasta que alguien los compró. Pueden haber estado días, meses o años en un cajón, hasta que llegaron a mis manos y luego a una de mis obras. Cada trabajo reúne miles de historias y se transforma en una creación colaborativa. Busco que mi trabajo sea un llamado a abrir más los ojos y mirar cómo estamos viviendo, de qué nos estamos rodeando, qué estamos persiguiendo y para qué.

3 Artistas locales para conocer

Creó una serie de esculturas a partir del bollo de papel: “Me gusta pensar mis trabajos desde el concepto de que lo que se desecha puede transformarse, y con la conciencia de lo efímero, de nuestra finitud”. Entre sus obras, se encuentra una serie de esculturas inspiradas en Alicia en el país de las maravillas y otra de personajes orientales.

“Mudarme al Delta me hizo darme cuenta del impacto de los desechos en el ambiente. Acá uno es un pedacito de isla y todo lo que tirás vuelve”. Actualmente, usa madera y metales como materias primas. En su taller crea esculturas inspiradas en el simbolismo mágico. Conocé sus creaciones en El Paseo de las Esculturas, en el parque Papa Francisco de Maschwitz.

Un día dijo “basta”, colgó su título de abogada y giró su vida hacia el arte, haciendo esculturas e instalaciones a partir del reciclado de CD y DVD. “Son elementos fantásticos porque contienen historias, música, vivencias de las personas. Además, permiten reflectar la luz. Trabajo deconstruyendo el objeto para que la obra no devele el origen del material”.
Expertos consultados: Alejandro Sarmiento, Diseñador industrial, docente, curador y conferencista y Analía Flores, Gestora cultural, organizadora de Drap-Art Buenos Aires.
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Lucía Moreno

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