Viajó a la Patagonia para recuperar la receta del gin familiar y la convirtió en un negocio

El sostenido crecimiento del destilado del gin en el país y en el mundo parece no detenerse: la tendencia global del gin&tonic, el trago que potenció al gin en todo el planeta, plantea un mercado muy tentador para los productores. En Argentina, una gran cantidad de destiladores se desarrollaron en Buenos Aires, Mendoza y Córdoba, y luego comenzaron a expandirse a distintas provincias.

 "Es una tendencia cuyos cambios son tan vertiginosos que constantemente surgen nuevas marcas que corren al mercado decididas a conquistar consumidores muy exigentes", cuenta Guido. Eso sí, el hecho de que sea una producción artesanal muy popular, no quiere decir que sea fácil de lograr: los tiempos de maceración, la constancia, los botánicos -pieles de frutas, hierbas, cortezas, hojas- y el enebro, su ingrediente obligado, tienen que llegar a un equilibrio para lograr un buen gin.

Esta es una historia que tiene como protagonistas a aquellos que también tuvieron un sueño y lo llevaron adelante. El padre de Guido, Eduardo Santarcangelo, fue presidente durante muchos años de bodegas y viñedos El Parque, en la provincia de San Juan, empresa a la que le imprimió su sello. Con ese legado pendiente, hacer algo relacionado con la creación y destilado de bebidas alcohólicas siempre estuvo presente en la cabeza de Guido, el menor de los hijos de Eduardo.

“Mi viejo amaba su bodega y nos había dedicado, a mi hermano y a mí, una botella de Cognac Chateau Girard de 1981”, cuenta Guido. Como Eduardo era el presidente, tenía que firmar las etiquetas de todos los cognacs: en lugar de sellarlas con su nombre, se las dedicó a sus dos hijos. A Juan y Guido reza la etiqueta de una botella añosa, todavía llena, y bellísima por donde se la mire.

En el arte de la etiqueta del gin está presente el globo que representa el viaje que realizó por muchos países del mundo en busca de recuerdos y sensaciones. Y dentro del globo está Benicio, su hijo. No es un diseño definitivo y permanente, ya que lo va modificando a medida que él va creciendo. Benicio se vuelve más grande y eso está presente en la canastilla del globo del diseño de la marca. “Él también es parte de este sueño, que nació con mi viejo y me gustaría que también lo inspire a perseguir el suyo”, cuenta Guido.

Guido sigue pasando su vida entre programas y producciones para televisión, pero sin descuidar su emprendimiento familiar donde participan su hermano Juan y Fernando, un amigo de la infancia. Ellos lo ayudan con los temas legales, la logística y la distribución. Hoy, Destilería Santarcangelo comercializa el gin en bares y restaurantes, dispuesto a competir entre las grandes marcas nacionales y del mundo.

​​Un concepto de botellas numeradas permite que sean retornables y no se genere desperdicios. De esta manera, el cliente tiene un beneficio económico, basándose en el concepto primario de la destilación: nada se pierde, todo se transforma. Su objetivo es que la destilería sea un negocio sustentable, pero hay más: su sueño es convertir a su gin no solo en una marca de culto, sino también en un legado, una tradición familiar que se transmita de generación en generación.

IG: Destilería Santarcangelo